lunes, 9 de mayo de 2011

Otra nota un poco añeja

Amistad…que palabra que evoca tantos sentimientos distintos. Quizás malos recuerdos. Quizás ideales. En mi caso evoca ambos porque para mí la amistad no puede tener una sola definición. Amigo es aquel con quien puedo ser yo misma. Alguien a quien dar cariño, alguien para reír juntos. Amigo no es aquel que te hace sufrir. No. Es un secuaz y te trata con tal delicadeza que hasta tus defectos parecen agradarle. Pero en el fondo te está ayudando, a veces sin darte cuenta. Amigo es ese que te dice “no te preocupes” y te ayuda con tus problemas como si fueran la cosa más natural del mundo. Un amigo te protege, y se siente protegido a tu lado. Un amigo te acaricia y se ríe de tus torpezas. Un amigo es aquel en que no pienso todo el tiempo pero, cuando lo hago me evoca una sonrisa. Un amigo nunca cambia. Un amigo es alguien para sentirse semejantes. Un amigo te ayuda a romper las reglas. Un amigo te ayuda a pagar las consecuencias.

Tengo muy gratos recuerdos de las personas que, a lo largo de mi vida, han merecido llamarse amigos
Amigo puede ser todo aquel que trate de ayudarme, al apenas conocerme. Es todo aquel que lleva lazos de bondad y busca del Creador. Prefiero descartar las amistades perdidas como amigos, nunca lo fueron, simplemente creí que lo eran. La palabra “amigo” se toma a veces a la ligera. Se confunde a veces con un término medio entre “conocido” y “congraciado”. Nunca seré “amiga” de alguien que lo vea como un requisito más para una especie de diplomacia involucrada con el proceso de terminar una relación. La amistad debe ser auténtica, espontánea y libre; nunca forzada o fingida con tal de hacer “más grata” la convivencia cuando en el fondo se logra todo lo contrario. A esto se le llama hipocresía. Debemos tener mucho cuidado con las personas a las que les otorgamos el nombre de amigos. De ello depende de si saldremos o no beneficiados de dicha relación.

Un amigo verdadero permanecerá hasta el final. No importa la distancia, ni el tiempo que haya transcurrido sin verse. Lo que realmente vale es el sentimiento mutuo. Un amigo verdadero no te da motivos para que le perdones. Si eres un amigo verdadero, ni te darás cuenta de cuantas veces eres capaz de perdonar. Entre una amistad incondicional pueden surgir lazos de amor y fraternidad irrompibles para toda la eternidad. La lealtad es un valor que hace relucir la verdadera amistad. Un amigo leal sería incapaz de perjudicar a su amigo, aun si este le ha ofendido. Un amigo leal se puede molestar pero no ataca hasta saber todos los motivos de su amigo para ofenderlo.
Doy gracias a Dios por haberme dado amigos leales; pocos pero auténticos. Por bendecir nuestra amistad con tantos gratos momentos. Por darme la satisfacción de saber que forman parte de mi vida.

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