sábado, 30 de julio de 2011

Lluvia

Los días de lluvia son buenos momentos para hacer algunas cosas.
Un día de lluvia con muchas obligaciones puede llegar a convertirse en un verdadero caos...
pero un día de lluvia en casa es el momento propicio para hacer todo tipo de cosas...
son buenos momentos para estar con la persona amada.
Para acunarse en los pensamientos mas profundos.

Son buenos momentos para llorar

es curioso cuando te encuentras aveces con que tu estado de animo se ve corroborado por el clima.

pero al llover, el alma puede desahogarse y descansar. El sonido del agua nos relaja la mente y nos reconforta. Se siente una calidez diferente, una frescura diferente y una humedad que acoge vida.

En cierta medida, los sonidos familiares se escuchan mas claramente, los aromas se perciben llevándonos a recuerdos y los ojos nos hacen ver mas adentro que hacia afuera.

Mas que arruinar nuestros planes, tomemos estos días como un pequeño cambio de agenda.

martes, 26 de julio de 2011

La historia de los cosmeticos

Para variar un poco, aqui les cuelgo un video bien interesante. LOS QUIERO!

miércoles, 20 de julio de 2011

Relato de mi conciencia -Parte I

Y no se por que me frustra el no saber de ti. Hace ya dos semanas que te fuiste; dos interminables semanas cuyos días han pasado con la misma lentitud que largos tragos de hiel. Y ojala me sintiese digna de reprocharte, pero no puedo, no soy nadie para reclamarte nada. Solo soy la persona que más te adora en este mundo.
La escena de la última vez que nos vimos se repite una y otra vez en mi memoria. Ya hasta la tengo grabada con lujo de detalle cual película, en la que incluso al cerrar los ojos siento estar viviendo aquel momento otra vez.
Cada vez que la repito, unas veces te odio mas y otras tantas te amo mas. Pero merodea en mi cabeza desde que amanece hasta que me acuesto y no logro dormir sin repasarla varias veces más, y la repaso a lo largo del día acompañada de varios recuerdos que giran en torno a ti desde que te conocí hasta los días mas recientes. A veces comparo varias y se me hace que ha pasado mucho tiempo, o que han pasado muchas cosas en muy poco tiempo. 
El día en que te vi. Que inocente era, ignorando todo lo que serias para mí. Pues mi atención se dirigió a ti durante pocos segundos y luego seguí con lo mío. No era consciente de todo lo que sucedería a nuestro alrededor.  
Pocos días pasaron y tú seguías cerca, recién llegado. Muchos te ignoraban pero yo empecé a notarte más y más. De todas formas te fui indiferente hasta que tú diste aquel paso que, para mí fue lo que encendió en mi mente la idea de que empezabas a existir en mi interior.
Llegaste, en medio de la tranquilidad de una madrugada de esas en las que mi cuerpo no quiere dormir más. Yo estaba inmóvil, en un banco bajo el gran árbol (cómo recuerdo cada detalle de aquel banco y de aquel árbol) olía a pino fresco y el cielo estaba teñido de amarillos y naranjas, irradiando un dorado resplandor. Esa mañana tu pelo era más castaño que nunca y tus ojos más verdes que nunca.
Apenas llegaste, mi corazón dio un vuelco como si predijera todo lo que le deparaba el destino para contigo.  Mi mente estaba en su lugar. Sosegada, indiferente. ..
Te sentaste a mi lado. Silencio. Todo el parquecito central estaba lleno de bancos vacíos. Al sentarte junto a mí, dictaste mi condena al entregarme eso que me haría tu esclava desde entonces. Una profunda, intensa y penetrante mirada que me llego hasta el tuétano. Me llego hasta el alma.
Desde que tengo ese recuerdo en mi mente, al repasarlo me doy cuenta de que en ese momento querías decirme algo. El aturdimiento no me dejo notarlo hasta después y tampoco te permitió expresarlo. Quizás eras igual de tímido que yo, pero ¿Qué hacías tan temprano, compartiendo mi soledad, mi amanecer?
Tragaste. Apartaste tu mirada, que seguía sintiendo sobre mi aunque tus ojos estuviesen clavados en el suelo. Abriste los labios para decir algo, pero en su lugar tomaste aire y te pusiste de pie.
Miré tu nuca unos instantes, tu cuello casi girarse. Pero empezaste a alejarte lentamente, acelerando cada vez más hasta meterte de lleno en el edificio de los dormitorios. Mi corazón se detuvo al suponer que en el instante que aparté la mirada, tú volvías a dedicarme tus ojos por un segundo más. Era quizás la ilusión de un poco mas de gloria, ya que la que me dirigiste en principio me basto para toda la vida.
Recuerdo que inmortalice ese momento, haciéndolo revivir cada vez que me levantaba de madrugada, lo cual era más seguido. En algún lugar de mi corazón guardaba la pequeña ilusión de que se repitiese el momento tan solo una vez. Ilusión que poco a poco se convirtió en deseo.
Indescriptible fue la felicidad que me inundo cuando un día te vi pasar. Mi corazón bailaba de regocijo dentro de mi pecho aquella madrugada, mientras te veía dar zancadas hacia el oeste, en dirección al comedor. 
Estos primeros recuerdos no se comparan con la dicha que sentí cuando poco después escuche tus palabras dirigirse a mí.
A pesar de mi juventud, tenia frecuentes bajas de presión. En una de mis decaídas, me encontraba en la enfermería. Era usual un entrar y salir de personas, ya que era una sala grande y los docentes acostumbraban a buscar allí café y otras cosas. La puerta se abrió y mi corazón salto como si lo llamaran.
-¿Cómo esta ella?- dijiste. Mencionaste mi nombre. No abrí los ojos, pero reconocí su voz de inmediato. Nunca la había escuchado hasta entonces, pero sabía que era tuya.
Los días siguientes fueron hermosos. La academia me parecía un paraíso, solo porque te encontrabas en el.  Hasta el área de historia de la biblioteca, lugar donde solía ir cuando me deprimía, por ser el más silencioso y apartado,  me parecía acogedor y agraciado. Mis pies me llevaron allí un día en el que solo buscaba privacidad para pensar en ti.
Como si todo mi ser te llamara (de hecho, así era) apareciste. Miraste nervioso los libros de la parte superior, te  llevaste una mano a la cabeza (¿podías ser tan perfecto?) y con ojos asustados me hablaste.
-¿te sientes mejor?-
Me quede inmóvil. Era como un sueno. Mi cerebro dejo de funcionar. En ese momento mi corazón era el protagonista, latía a toda máquina mientras mis manos empezaban a sudar. Asentí con la cabeza, mientras un ardor se iba apoderando de mis mejillas. Miraste al suelo, con una pequeña sonrisa en la comisura del labio. Respiraste hondo y caminaste unos pasos al lado opuesto.
-gracias- dije. Volteaste un poco la cabeza, con una sonrisa de labios cerrados y seguiste caminando con la mano en los bolsillos. 

jueves, 14 de julio de 2011

El tiempo no termina

Su mano pequeña acariciaba el avejentado rostro,
y jugueteaba con la piel caída.
Infancia y Vejez.
Comienzo y Final.
Era una anciana de blancos cabellos, de suaves arrugas y ojos cristalinos
con una tierna criatura, sentada en su regazo.
De rizos dorados, piel tersa, ojos brillantes.
Ambas, seres suaves y de torpes movimientos.
Una es lo que era la otra.
Otra es lo que una será.

¿Quien dice que el tiempo no pasa?
Si al mirar atrás, hay toda una vida,
si al mirar adelante lo incierto aguarda.

He aquí la paradoja del existir.
Si pasa el tiempo de prisa...o muy lentamente.
Pues, un instante estas al comienzo del camino
y al siguiente has llegado al final.

Mientras al esperar... parece como si el tiempo no pasara
como si se detuviera mientras añoras que pase.
Y lo bello es tan fugaz
y lo malo tan voraz.

Y algunas cosas nos alcanzan tan de prisa
mientras otras tardan tanto en llegar.

El tiempo nos desconcierta. El tiempo no es para nosotros.
Vivimos luchando contra él. Vivimos tratando de matarlo, o de ganarlo.
Mientras cierran los ojos los ancianos
y abren sus pulmones en un llanto de vida
los recién llegados a este mundo.

sábado, 9 de julio de 2011

Los de 'arriba' y los de 'abajo'

Había una vez una isla no tan desierta. Las personas entraban y salían. Entraban los que venían de lugares peores y salían los que ya no aguantaban mas.
En esa isla, las cosas no eran muy diferentes a como eran en la antigüedad. Como en toda sociedad existía lo que yo llamo la división de los de "arriba" y los de "abajo". En el caso de la isla, puede que existiese un punto medio, pero lo controversial era que tanto los de "arriba" como los de "abajo" tenían el control, al menos sobre determinados aspectos.
Por ejemplo, los de arriba tenían control total y absoluto de las riquezas y los recursos, hacían lo que querían con ellos, pues total, el punto era sacar el mayor provecho posible mientras estuviesen "arriba" y buscar la manera de mantenerse allí. Se alimentaban de la miseria de los de "abajo" y tenían la capacidad de, "por las buenas" hurtar todo cuanto los de "abajo" pudiesen tener, de una forma legal, mediante impuestos y excusas nobles. 
Sin embargo, los de abajo ejercían un poder que todos veían y del que todos eran consientes, pero, al igual que con respecto al poder de los de "arriba" nadie decía nada ni se inmutaba, como si lo incorrecto fuese natural. 
Mientras los de "arriba" subyugaban a la población y absorvian como sanguijuela el producto de su trabajo y sudor, los de abajo tenían una opresión distinta pero no menos significativa. Los de "abajo" eran los dueños de las calles, de las esquinas, de los rincones. Los de abajo solían arrebatar con violencia y delincuencia lo que los de arriba poseían. Mediante crímenes y miedo, o simplemente soborno y estafa, ejercían su propio poderío y asi todos estaban felices. Si uno de los de "abajo" tenia que hacer algo por alguno de los de "arriba", el de arriba debía sobornarlo con lo que le sobraba, dinero, para obtener lo deseado del trabajo, o para impedir una agresión por parte del de "abajo".

Para sobrevivir en esta isla, había que definir bien a que bando se pertenecía. Para llegar mas arriba siempre se necesitaba cometer algún acto inmoral, o unirse al hurto "por las buenas" u ofrecerse uno mismo. Para mantenerse "arriba" era siempre necesario permanecer en el ciclo de la opresión y del máximo aprovechamiento de la posición que se tuviese. Los de "arriba" nunca dudaban en aprovecharse de las ganas de alguien de pertenecer a ellos.

Por otro lado, cuando no se tenia posibilidad mas que de pertenecer a los de "abajo" obtener dinero fácil era el lema, al igual que con los de arriba. Manteniéndose en conjunto, protegiéndose y "linchando" al que les hiciese el mas mínimo reproche, los de "abajo" llegaban a mas infundiendo ese terror a la población, sin importarles matar, violar y delinquir. 

El único problema lo tenían los demás, el resto. Los que eran considerados "de abajo" por los de arriba y "de arriba" por los de abajo.  Tenían que pagar impuestos, tributo para los de arriba, consumir sus caros productos y servicios, rendirles su honor y su trabajo. 
Pero también debian estar subyugados al terror de los de "abajo", soportando sus irresponsables comportamientos en las vías, pagándoles de mas para evitar problemas, evitando salir a ciertas horas, ir a ciertos lugares y, si esto fuese imposible dada la necesidad de trabajar para los de "arriba" no tenían mas que permanecer indefensos, orando para que un día no vayan a caer en manos de los de "abajo" quienes los confunden con los de arriba y vuelcan sobre ellos todo el rencor y resentimiento que tienen hacia los de arriba y las ganas de que estos les devuelvan lo que es suyo. 
Como termina esta historia?




viernes, 1 de julio de 2011

Asfixia

Hoy escribo porque espero en un futuro. Por el deseo insaciable de detener aquello que inevitablemente es destruido. Porque siento la necesidad de renovar. De vengar la injusticia, y devolver aquello que se pierde injusta mente. Aveces no entiendo que es el ciclo de la vida. Que las perdidas son casi siempre inevitables.
Pero cuando la destrucción es provocada sin necesidad y causa dolor y apaga la belleza y aplasta la vida nace en mi un deseo de rescatar, de devolver la tranquilidad y de brindar consuelo. Me invade la impotencia. Siento el dolor ajeno. No soporto ver la vida extinguirse tan fugazmente como se apaga una vela. Me desgarra ver que aquello que se tomo años para alcanzar tal belleza en pocos momentos deja de existir por culpa de la avaricia de nuestra raza humana. Es por eso que siento que TIENE indiscutiblemente que haber una solución. Que el Señor no puede permitir que su obra tan hermosa se vea aplastada y que triunfen la destrucción y el caos. Tiene que haber consuelo para la cansada naturaleza y para el amor y la agobiada fauna y para el cariño y para los seres inocentes y azotados por tanta incompetencia. Tiene que haber piedad. Para toda esa imponente majestuosidad tiene que haber redención. Para los mas bellos y sublimes valores, tiene que hacerse justicia. Para todo lo que es puro, limpio y bueno tiene que haber salvación.

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