lunes, 18 de marzo de 2013

Concepción parte IV


       Soy una joven escritora de profesión, lectora de vocación... y debo decir que esta adicción a las obras literarias es lo menos que pude haber adquirido del ambiente en el que crecí, escuchando las declamaciones, poemas y tertulias; las criticas y autores, siendo el tema de conversación todos los días en mi hogar. 
Trabajo como maestra de literatura en la Academia del Arce, desde hace varios meses, en un programa que me obligo a trasladarme a una ciudad diferente, perdiendo todo contacto con mi antiguo programa de lectura de la penitenciaria de Concepción.
Cuando me informaron de mi traslado, fue una mezcla de despedida diplomática que a la vez me ofrecía un nuevo trabajo bastante lejos, pero que no podía darme el lujo de rechazar (oh misero destino de aquellos que nos dedicamos a la palabra escrita...tan poco valorado es nuestro oficio). Consciente de que los motivos de esta decisión iban mas allá; de que estaban ligados con el posible temor de que el programa de lectura en Concepción llevara a un posible fraude o a un posible caos, asumí todo esto junto con todo lo que conllevaba. No habiendo motivos para echarme, tuvieron resuelto el enviarme a una academia en la cual habían perdido un profesor, allegado a uno de mis superiores, quien con mucho descaro me recomendó para lograr sacarme del programa de lectura. 
Recuerdo que para trasladarme tuve un lapso de tiempo bastante breve, en el que tan solo tuve tiempo de escribir a mi amigo escritor para que no desamparara el caso de mi reo, ya que había yo perdido todo contacto con el programa, dejándolo inconcluso, sin siquiera teniendo la respuesta de quien iría a sustituirme. 
Por supuesto, escribí a Damian varias cartas, durante las primeras semanas de mi estadía aquí, no obteniendo de ninguna respuesta, suponiendo que las mismas no le habían sido entregadas por algún motivo. Damian se había convertido en mi diario pensar. Todos los días veía su rostro delgado mientras me trasladaba al trabajo. Lo imaginaba triste y solo, quizá guardando alguna luz verde difusa en su interior, motivado aun a leer, quizá sabiendo que me fui, quizás no. De a poco iba olvidando los pocos vestigios que me quedaban de su carácter, de sus facciones, de su voz. De a poco se me iba asemejando mas a un personaje ficticio, fabricado por mi mente, que a alguien físico. 
Había tenido pocas noticias y esto me preocupaba. Cortos y vagos correos de mi amigo diciendo que no había logrado contacto alguno con el programa y que no sabia a quien habían colocado en mi lugar. Impaciente, no veía la hora de que cayera el ocaso, rogando que pasara un día mas, solo un día mas para acercarme a obtener una noticia.
Fue como un respirar. Un sobre proveniente de mi amigo que al abrir contenía otro sobre. Escrito en el primer sobre por dentro decía: 
"Adela: Me alegra comunicarte que conseguí contacto con Damian. Ha sido difícil y perdona mi poca sustancia al informarte con decepción que no había conseguido nada. Créeme que moví cielo y tierra pero en tu empresa jamas me concedían ningún tipo de información. Tan solo pude lograr algo cuando tome la decisión de abandonar el sendero conocido y me presente yo mismo en Concepción. Lleve conmigo tu ejemplar de 'La Vida Es Sueno' que gracias a Dios olvidaste en aquel parque. Le explique a Damiantravés del cristal lo que había sucedido contigo y le hice llegar el ejemplar. Regrese poco después y me dio esta carta para ti. Se que lograr que el conozca lo sucedido y lograr hacerte llegar esta carta es, aunque no lo parezca, bastante significativo. No tuve mas tiempo de hablar con el pero tengo la intención de continuar con mi amigo abogado trabajando en nuestra intención. "
Se veía escrito al descuido, y reduciendo el tamaño de la letra a medida que llegaba al final del sobre. Observe el segundo sobre por unos segundos, meditando si leerlo a toda prisa o con lentitud, consciente de que de todas formas leería una y otra vez su contenido. Lo abrí rompiéndolo poco, y me sorprendió...

·          

Palabras de un bruto (por E.H.S.A)


Estas son palabras de un bruto, de un salvaje que derrumba torpemente todo a su paso como olas del mar  que pasan a través de un castillo de arena con ayuda de los pies incontrolables de pequeños niños.  Sin malas intenciones, sin deseo de hacerlas… solo pasan esos incidentes, como consecuencia es mejor que amarrado, que se amarre a sí mismo, se encierre en una prisión de cortos y lentos movimientos para no derrumbar más cosas. Prisión de la cual se libera con la llave de la música solo con el deseo de sincronizar sus movimientos y sentimientos con el ritmo de ella, porque así es que puede moverse sin restricciones y sin miedo alguno, puede ser él, puede relajarse y pasar de un estado casi estático a un estado dinámico.
Este salvaje, este bruto, soy yo…
No soy de los que escriben, no soy de los que se saben expresar de manera adecuada a través de la lengua, soy más de los que se expresan mediante diseños, producciones y baile. Mi mente no calla pero muy pocas veces derrama lo que tiene, cuando rebosa un poco del vaso, cada gota cae en punto determinado y distinto, ya antes mencionados,  en el que es usado rápidamente. Pero esta noche hay algo que lo está haciendo  mandar pulso eléctricos constantes a mis dedos y manos, dándoles deseos de escribir.
Muito tempo sin escribir, escribir por deseo, escribir porque sí, no por trabajo o  asignación. La última vez fue que mis dedos se expresaron de tal manera fue en un diario que no quiere ser leído porque hiere la emoción y anima el mismo desánimo. Así como de torpe soy así es mi diario con respecto a su efecto, no lo hace porque quiere… Y el otro cuaderno en el cual mis manos cantaron, un cuaderno más antiguo que el vendado y oculto diario, se encuentra descansando y durmiendo como la bella durmiente entra polvo y telas de araña, guardando en su interior no más que versos de un niño atraído por la fiebre de lo que coloquialmente llaman “artitaje”.
Esta vez no escribo por ese cálido sentimiento que inunda los corazones, ni que eleva a muchos hasta los cielos haciéndolos reposar en las nubes y sentir que la vida es perfecta. Tampoco escribo  por las líneas tangentes de etiquetas que pasan por el círculo de quien en verdad soy, pero es lo normal en esta pequeña zona de tierra firme rodeada de agua y en otros lugares más, sumando  que pocas son las líneas rectas que atraviesan ese círculo acertando en el blanco aunque ninguna llega a tocar mí importancia. Ni escribo tampoco por dolor, dolor provocado por el primer sentimiento mencionado, ni ningún otro, solo escribo porque SI. ¿Qué escribiré?… Nada, ya lo escribí, no hay motivo no hay razón no hay mensaje solo vagas palabras de un bruto y torpe salvaje. Quien lea esto, y quede insatisfecho porque esperaba más… no sigas esperando que no hay más, son como mis breves e insatisfactorias respuestas a preguntas con grandes expectativas en la respuesta. Mis dedos solo querían bailar sobre el teclado al ritmo de mis pensamientos, tal y como yo lo hago siempre con el ritmo de la música, ESO ES TODO…

… Aunque en un rincón de mis pensamientos, bajo la luz lámpara creo ver una motivación para esto, para mis dedos haber querido bailar y mi mente rebosar...    

jueves, 7 de marzo de 2013

Concepción parte III





-Gracias por ofrecerme tu ayuda- me dijo por teléfono cuando hablamos- envié a Damián una lista de los libros que leerá este mes… ese es el plan a largo plazo, sin embargo me ha comentado que lo suyo ha sido una especie de ‘negligencia’ puesto que nunca se dedicaron a investigar bien el caso y tampoco tiene nadie que le eche una mano para probar su inocencia…serias de mucha ayuda en este caso y te ruego me nos apoyes.

-debo hacerte esta pregunta. Soy consciente de que debe haber más de una razón por la cual lo quieras ayudar, sin embargo deseo que me la expliques...-

-Sabes bien que una vez conoces tan ampliamente los desiertos ajenos habrías de ser muy cruento como para simplemente saber que tienes a tu alcance una ligera esperanza para alguien perdido y no harás nada con ella.

-tienes toda la razón.- y así comenzamos a movernos. Jacobo, antiguo compañero de la secundaria, ya abogado, nos ayudo. Diario dedicábamos algo al caso de Caimbra, ella con sus informes, llegando Damián a tardar un promedio de dos días por libro. A sus superiores les sorprendió esto causando la proposición de una posible reevaluación del programa.

-Como podría un convicto sin acceso a la tecnología hacer tales informes?- defendió Ade.-

-Quizá lo que se debería ponderar sea su solidaria labor, Srta. – le respondió con cierta ironía uno de los colaboradores del programa. Sin embargo no tenían más argumento y le dejaron en paz. Me pregunto por qué les resulta a los demás tan chocante cuando ven cierto progreso…si, hasta yo me vi sorprendido con los brillantes informes y la velocidad con que eran devorados los volúmenes que se le asignaban al joven, sin embargo es más noble dejar dicha sorpresa en meras frases de admiración y no intentar detener ese progreso.

Tras haber leído el reporte que hizo de ‘Los miserables’ me termine de convencer el por qué Adela sentía tanto fervor por conseguir ayudarlo de alguna manera. Puede que alguien de su nivel, tras leer una sola vez la obra, comprendiera tan bien el humanismo y se identificara tanto con la redención del protagonista, asociándola con la posible oportunidad que se le presentaba, puede que un muchacho de su edad y condición comprendiese tal razonamiento sobre el bien y el mal, sobre la ley, la política, la ética, la justicia, religión, la defensa a los oprimidos y otros matices de la novela?
La única que leía sus reportes era Ade y a quien esta quisiera enseñándolos  De hecho me había comentado y no me pareció mala idea publicarlos en un futuro, pero mientras tanto lo más prudente era mantenerlos en la confidencia.

Mientras se trabajaba en el asunto de probar su inocencia, ella trabajaba con él en los reportes al mismo tiempo que intercambiaban cartas para mí un tanto desconocidas. En una de las pocas que llego a mostrarme, Damián le contaba que pasaba horas absorto en las obras literarias, que su cerebro soñaba tanto de día como de noche y el tiempo se le esfumaba; que a pesar de estar preso jamás se sintió tan libre, que nunca amo tanto los libros como cuando fueron su única compañía, la única voz que le decía que la vida continua, que la vida existe, que la vida vale la pena.

 Le contaba –y con esto me identifique- que realmente nadie le había ensenado a abstraerse en la literatura de tal manera, que la curiosidad propia y la búsqueda de algo diferente, la magia de llenarse con otras realidades lo habían atrapado en su temprana adolescencia pero que nunca había sido tan completa como ahora. Le contaba que los libros le habían enseñado a burlarse en cierta manera de la realidad. Que le era placentero evocar todo tipo de escenas, recreándolas en su cabeza y burlar las rejas y la seguridad para viajar por Europa de la edad media, Latinoamérica del siglo pasado o Grecia. Le contaba que los libros le habían ensenado el atrevimiento de soñar, de desaprender que era un esclavo y aprender en su lugar que era capaz de tener una vida, de viajar, que era merecedor de ello y que aparte de eso tenía la posibilidad de lograrlo.

Un domingo estábamos Ade y yo disfrutando bajo una de mis sombras favoritas en el parque, comiendo Pringles y almendras, con ejemplares de Mario Vargas Llosa, Azul, Baudelaire y Moliere.

-El poeta, el cisne…cuando leo a Rubén Darío veo todo rosado!- río. Detesto y a la vez amo la afinidad de nuestras opiniones… por ende, si alguna obra me era desconocida y ella me la recomendaba, ya sabía de antemano que iba a ser de mi agrado. Podíamos pasar horas muertas en tal carrusel de comentarios, críticas y alabanzas.

-eh! Que tienes ahí, que no me has enseñado- dije al ver un pequeño morado volumen entre sus cosas.

-Cuan completo es nuestro arte…sin movernos nos hace amar lugares, personas, nos contagia el amor por la pintura y nos obliga a amar también el teatro!
Saco el ejemplar cubriendo el titulo. Lo abrió de una sola vez, como si esa fuera la página más consultada, incluso en ella parecía dividirse el libro. Comenzó a recitar y a la vez que lo hacía, el monologo era recitado en tres lugares a la vez: en sus labios, en su mente y en la mía… y ninguno de los dos miraba la pagina:

¡Ay mísero de mí, ¡ay infelice!
Apurar, cielos, pretendo,
Ya que me tratáis así,
qué delito cometí
contra vosotros naciendo.
Aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido;
bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor,
Pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.
Sólo quisiera saber
para apurar mis desvelos
(dejando a una parte, cielos,
el delito del nacer),
¿qué más os pude ofender,
para castigarme más?
¿No nacieron los demás?
Pues si los demás nacieron,
¿qué privilegios tuvieron
que no yo gocé jamás?
Nace el ave, y con las galas
que le dan belleza suma,
apenas es flor de pluma,
o ramillete con alas,
cuando las etéreas salas
corre con velocidad,
negándose a la piedad
del nido que dejan en calma;
¿y teniendo yo más alma,
tengo ménos libertad?
Nace el bruto, y con la piel
que dibujan manchas bellas,
apénas signo es de estrellas
(gracias al docto pincel),
cuando, atrevido y cruel,
la humana necesidad
le enseña á tener crueldad,
monstruo de su laberinto;
¿y yo, con mejor instinto,
tengo menos libertad?
Nace el pez, que no respira,
aborto de ovas y lamas,
y apenas bajel de escamas
sobre las ondas se mira,
cuando á todas partes gira,
midiendo la inmensidad
de tanta capacidad
como le da el centro frío;
¿y yo, con más albedrío,
tengo menos libertad?
Nace el arroyo, culebra
que entre flores se desata,
y apenas, sierpe de plata,
entre las flores se quiebra,
cuando músico celebra
de los cielos la piedad
que le dan la majestad
del campo abierto á su huida;
¿y teniendo yo más vida,
tengo menos libertad?
En llegando á esta pasión,
un volcán, un Etna hecho,
quisiera arrancar del pecho
pedazos del corazón.
¿Qué ley, justicia ó razón
negar a los hombres sabe
privilegios tan suave
excepción tan principal,
que Dios le ha dado a un cristal,
á un pez, á un bruto y á un ave?
Es verdad. Pues reprimamos
esta fiera condición,
esta furia, esta ambición,
por si alguna vez soñamos:
Y sí haremos, pues estamos
en mundo tan singular,
que el vivir sólo es soñar;
y la experiencia me enseña
que el hombre que vive, sueña
lo que es, hasta despertar.
Sueña el Rey que es rey
Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe,
y en cenizas le convierte
la muerte, ¡desdicha fuerte!
¿Que hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte?
Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que á medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.
Yo sueño que estoy aquí
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me ví.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.



Tras concluir el monologo, ella con su voz y con su mente y yo con la mía, una sola persona vino a nuestro pensamiento y bastó tan solo un gesto de complicidad para darnos cuenta de que en ese momento pensábamos lo mismo. 






lunes, 4 de marzo de 2013

Concepción parte II


Lo peor de mediante las ventanas de mis libros conocer tantas realidades diferentes es la inquietante necesidad de cambiar el mundo o al menos lo que veo diariamente, sintiendo, modestia aparte, que veo las situaciones cotidianas desde una especie de segundo piso el cual es de cristal, dándome otra perspectiva, como si viera las cosas como el espectador de una película de desastre en la cual por más que intente gritar a los personajes no me escucharan...
He pasado los últimos días aislado de todo. A penas hable con Ade el viernes pasado para cancelar nuestros planes de seguir conversando por motivos que no llegó a explicarme muy bien...
Fue esta noche cuando, al revisar mi correo recibí noticias de ella. Me contaba que habían pasado demasiadas cosas en torno a su trabajo y a los reportes de sus presos, especificando, contándome con lujo de detalles. El cansancio no impidió que continuara leyendo las páginas del adjunto tras la advertencia de la longitud y detalles de su relato.

 "Te advierto- decía su correo- que más abajo te explico a mis anchas todo lo que ha acontecido, sin embargo se que no solo te despierta interés sino que eres un individuo acostumbrado a digerir información en grandes cantidades...de cualquier manera siéntete libre de leer a la velocidad que gustes...me parece curioso; siento que me voy a convertir en tu libro humano!"

Me he dado cuenta con el tiempo de que un libro es como un platillo. -Decia el correo- No basta con intentar describir a alguien más su sabor pues esta persona nunca conocerá de lo que hablas hasta que lo pruebe. Inclusive puede que lo perciba de manera diferente y puede que le guste o no. Lo mismo sucede cuando leemos. Cada persona imagina las escenas a su manera, a su gusto. Para algunos puede ser repugnante, o sublime. Para otros aburrido o bien pueden llegar a identificarse. De todo esto me he dado cuenta con los reportes que me llegan. Como has de suponer, más de la mitad son escasos, perezosos. A penas dos párrafos haciendo un mal intento por engañarme, para suponer que realmente leyeron. Siento tantos deseos de dedicar una tarde a sentarme con estos caso, a hablar con ellos, a tratar de evocarles ese amor por la lectura, pero no puedo. Como te dije, como en el caso de los platillos, es necesario que experimenten ellos mismos el sublime placer de transportar la mente a otras realidades, de viajar sin abandonar tu silla, de vivir lo que otros viven…en fin.
Han sido pocos pero sustanciales los informes que me han logrado convencer de que realmente han leído las obras. Un caballero llamado Joaquín está a punto de conseguir su libertad condicional, pues la ha acercado tanto habiendo leído ya 32 libros en menos de seis meses. También esta el señor Antonio. Sus ensayos son bastante jocosos. Le sabe encontrar la gracia a todo, hasta a las historias más trágicas. Estructuro uno de sus ensayos como un poema, convirtiendo así la Ilíada de Homero en una comedia…
Son los menos, pero hay lectores bastante agudos, incluso algunos otros se han llegado a convertir en verdaderos críticos de la literatura…pero ninguno como nuestro amigo.
Te preguntaras sobre su reporte del Amor en tiempos del Cólera. No lo esperaba hasta una semana después de que se lo indique, de hecho pensé que tardaría más de una semana como hizo con Werther. A los dos días recibí el sobre con su nombre. Era su ensayo:

“Todo hombre debería tener por algún ser la devoción encarnecida de Florentino Ariza por su Fermina Daza. Una devoción que no puede ser llamada locura pues muchas veces la locura es pasajera. Tampoco puede ser llamada obsesión pues la obsesión es intensa. Esto no sé cómo se podría llamar, pero era algo pasivo, silencioso, expectante. Siendo pero dejando ser; no traicionando su sentir aun cuando no fuese compartido. No atándose a ningún otro ser aun cuando ella sí lo hizo. No masoquismo, pues su delirio y disfrute consistía en el simple hecho de aquella existencia, de aquel respirar, viviendo mas por ella que por sí mismo, desde que conoció sus ojos almendrados de trece años; hasta que abrazo por fin su cuerpo arrugado hacia lo mas postrero de los días de ambos sin aun todavía traicionar un compromiso ni romper otro corazón que no fuese el propio. Lo que Ariza conoció a lo largo de su vida no dista mucho de lo que esta aconteciendo en la mía. El deseo ardiente diario, a cada segundo, por coincidir por obra y gracia del destino con quien anhelaba estar, consciente de lo imposible, y aun así persistiendo en un sueno…mas que eso en una convicción de alcanzarla. Con una voluntad tan letal capaz de aunque fuese al final traer a la realidad, empujar desde lo imposible a lo posible, a lo palpable, eso que lo mantenía vivo, ese punzante empuje que lo hacía despertar y comer, que nunca lo abandonó. Para el ella era más que un sueno, era real y era su empuje. Para mí no se trata de una ‘ella’… o puede que sí. Más bien su Fermina es mi libertad ”

Me estremecí al llegar a esta parte del correo. Más que por otra cosa, por la realidad del intérprete. Un convicto con apariencia desfachatada, actitud indiferente, modalidades bajas en contraste con tal sentir…Continúe leyendo para conocer más acerca del sujeto.

A la mañana siguiente no tome el auto bus a mi oficina. Fui directamente a Concepción. ‘Esta no es hora de visitas’ me dijeron. Detesto el apacible carácter con el que fui dotada, sin embargo a pesar de el, permanecí de pie ante la recepción atando conjeturas en mi cabeza. El policía que me había hecho el comentario la vez anterior observaba inmóvil cerca de la entrada. Gire sobre mis talones para salir. Cuando puse mi mano sobre el picaporte el policía sujeto con un brazo la puerta. ‘Acompáñeme’ dijo.
Medio minuto después me encontraba caminando por el hostil pasillo de uno de los pisos de la prisión, junto al policía, siendo bombardeada por toda clase de comentarios y piropos obscenos provenientes de las  celdas a ambos lados del pasillo repletas de mugrientos hombres vestidos de naranja. Avanzamos hasta la celda 23 en la cual se encontraba solo sentado en un catre, con mirada perdida, Damián.
Nos miro con ojos de sorpresa, pero el resto de su rostro estaba serio. Estuvo a punto de ponerse de pie, pero permaneció allí con sus manos ligeramente unidas. Tenía algunas pulseras en la mano derecha. El policía abrió la celda y me indico que podía entrar. Permaneció a fuera mientras hablamos.
-Como estas?- comencé
-Es necesario que hagas esa pregunta?- dijo lanzando una pequeña sonrisa irónica. Su voz era difícil de describir. Supongo que es como el plato de comida o los libros. Debes escucharla para saber cómo es.
Decidí ir al grano
-Estoy aquí para confirmar que realmente eres tú el autor de semejantes informes… Damián, esto va mas allá de una simple felicitación. Deseo que extiendan lo más posible tu libertad condicional, y pienso ayudarte en ello.
Sus ojos brillaron y tragó en seco.
-Eso…se puede hacer?- pregunto con una pizca de temor en la voz
-Si colaboras…realmente se muy poco de ti… no conozco bien tu situación actual como convicto, tengo muy poco dominio de estos temas, sin embargo tengo cierto poder en cuanto al programa de lectura. Veo que tienes mucho coraje, es como si con todas tus fuerzas quisieras salir pero no haces nada al respecto.-
-todos somos culpables aquí… no hay quien los convenza de lo contrario…y nos hacen despedirnos de toda esperanza de ver la luz un día- hablaba tan serio, sus palabras parecían mas leídas que dichas. Me conmovió más que otra cosa.
-Esa no fue la actitud que percibí en tu último ensayo.-
-Y que podrías tu hacer por mi?- dijo otra vez con ironía.
-Te leíste en dos días un libro con el que tarde un mes…eres capaz de superar al Don Joaquín en cuanto a cantidad de libros y así lograr para ti un mejor pronóstico. Te asignarían ocho clásicos semanales hasta que tengas la sección de clásicos completa, luego iríamos recorriendo autores contemporáneos. Un informe diario y poco a poco habremos agregado tantos días a tu libertad condicional según el programa lo permita. Es todo lo que puedo prometer. Si pones de tu parte quizás…
-He asumido las rejas con mas sumisión que cualquier otro preso culpable –me interrumpió- lo que me propones suena a mucho. Me harías un gran favor no dándome esperanzas que no tengo
-sí que las tienes
-tú que sabes- dijo alzando la voz y poniéndose de pie con violencia. El carcelero comenzó a golpear las rejas para instaurar el orden y unos cuantos presos lanzaron carcajadas a lo lejos. Me puse de pie y pedí que me abrieran. Camine en compañía del policía a lo largo del pasillo. No deseaba pensar en nada en ese momento. Que había detrás de este muchacho que lo hacía querer y no querer ser ayudado… me odie a mi misma por meterme en lo que no me importa. Ese es el problema que enfrentamos muchos escritores cuando confundimos la literatura con la realidad. No porque alguien sea bueno expresando un sentimiento significa que realmente sea eso lo que siente. Quizá Damián solo se estaba desahogando pero no tiene realmente deseos de ser libre… quizá el crimen que cometió no deja ninguna posibilidad a que nada lo ayude, y realmente no quiere tener falsas expectativas. Me sentí avergonzada… pero recuerdo haber percibido en lo que dijo que de alguna manera no era culpable. Molesta conmigo misma pero a la vez satisfecha de mi osadía…y aun así molesta por el arrebato de Damián, acudí a mi oficina para continuar con los artículos que me había solicitado un amigo editor para su revista. Trabajar me ayudo a distraerme bastante. Transcurrieron tres días y al caer la tarde, cuando estaba recogiendo para ir de la oficina al auditorio donde tendría lugar el recital de poesía, me detuvo una compañera para poner en mis manos un sobre desde concepción. No comprendí por que decía Damián Caimbra puesto que no le había asignado ningún otro libro. El contenido de aquella carta llevo al motivo por el cual tuve que cancelar nuestra cita. Había escrito:
“Srta. Adela.
Antes que nada le pido disculpas por mi actitud. Junto con la incredulidad que sentía por sus dos visitas, estaba reacio a entender que alguien pudiese interesarse por lo que me sucede. Agradezco sobremanera su intención de querer ayudarme. Le suplico que no deje de asignarme obras, pues para mí los ensayos que le escribo son la única forma que tengo de desahogarme. Estoy en el infierno. Aquí las cosas se dicen a golpes o a gritos. Usted es la primera persona en años que me ha susurrado. A mi parecer han sido susurros. Deseo que me permita dirigirme a usted más seguido así no sea mediante informes, pues no tengo a quien escribir. Lo que me sucede, lo que pienso se va acumulando en mi mente y eventualmente terminara por volverme loco. No quisiera parecer suplicante. De hecho si le molesta que haya escrito también hágamelo saber. No deseo ser un cayo. Ahora, en cuanto a su plan para conmigo, no abandone las esperanzas. Tan solo aparento ser un caso perdido pero fue la única con quien pude darme el lujo de quejarme de mi realidad. A continuación le describo por que penden de un hilo tan fino mis esperanzas de salir algún día de Concepción:
El señor Jacobo Caimbra, mi padre, fue encontrado en el rio una madrugada silenciosa de un 30 de marzo, hace más de tres años. Fui el primer y único sospechoso de aquel ‘asesinato’. Si, la noche antes habíamos discutido. Sí, la noche antes había amenazado con matarlo. Sin embargo no fue más que un arrebato de ira, fruto de mi rebeldía, de la rabia de un adolescente resentido. Intente explicarle eso al juez. En el fondo sentía que en parte el era culpable de que jamás conocí a mi madre. El estaba muy disgustado por las locuras que yo había venido cometiendo. Peleábamos por el destino del beneficio obtenido del robo del último auto. Fue una pelea fuerte y asustábamos a los vecinos. El tenía mucha ira y bebía aquella noche.   No hay pruebas tangibles de que haya sido yo, más que un supuesto testigo, quien dice haberme visto arrojarlo al rio. La verdad es que tras haber discutido y habernos golpeado, me había ido lejos, sintiendo como una opresión intentaba aniquilar mi pecho.
De todos modos, Adela, aunque su plan funcione, tengo varios cargos. No soy cien por ciento inocente, pero no fui el asesino de mi padre. Al principio, al llegar a Concepción, yo cargaba fresca toda esa ira. Estaba adolorido por la muerte de mi padre y deseoso de llegar a los golpes con quien sea. Tuve muchos problemas por mi conducta y sufrí los horrores que menos se imagina y que no deseo que se imagine. Poco a poco fui aceptando el hecho de que ya no tenía nada y asumiendo el rol de autómata que se me impuso. Hasta hace nueve meses era menos que un hombre muerto. Los muertos por lo menos descansan. Yo sufría por tener que estar vivo. Luego llego el primer libro. Y el segundo. Y el tercero. Desde que llegue aquí nos habían dado la facilidad de leer pero no fue sino hasta que nos impusieron el programa por obligación y posteriormente empecé a escuchar rumores de que mientras más libros leyéramos nos facilitarían las cosas. No me entusiasme con el programa por el hecho de que había una posibilidad por tenue que fuera de una futura libertad, sino más bien porque me encontraba con otra libertad mediante las mentes de aquellos autores. Los primeros reportes que hice fueron bastante tímidos- diría que hasta me había des acostumbrado a escribir- y de seguro por eso no los había notado. Sin embargo todo aquello que iba guardando explotaba a la hora de escribir, aunque el fin no fuera desahogarme, me costó comprenderlo pero pronto me permití a mi mismo liberar mi pensamiento. Así hasta que llegue a Werther y creí haberme tomado demasiadas libertades a la hora de escribir. Hasta que aquel día llego usted. No creí que fuera a pasar algo así. Vera, quizá para usted haya sido una diligencia mas pero para mí fue el primer día digno de contar desde hace tres miserables años. No pido verla pronto. El tiempo se me hace más lento. Tan solo no abandone su plan inicial para conmigo, sea cual sea, y dele un poco de sentido a mis putrefactos días.
Placer saludarle
Damián Caimbra.”
Ese viernes, en lugar de acudir a su cita, me dedique a investigar. Jamás odie un tema tanto como odio lo legal, sin embargo, busque tanta información como pude. Volví a leer acerca del programa de lectura. Hable con mi superior “A la libertad condicional, en el caso que me expone, no se pueden agregar días, lo que se podría es acercar la fecha, evaluando la conducta del reo…lo que si seria significativo, pero eso ya no es de nuestra incumbencia, es que se demostrara su inocencia”
No pude continuar con el correo. Me propuse a mi mismo localizar a mi amiga lo antes posible…no era una hora prudente para llamarla así que le deje un mensaje, ofreciéndole todo mi apoyo para con el caso de Caimbra.


domingo, 3 de marzo de 2013

Concepción

Aun sin saber mucho sobre literatura me atrevo a escribir una nota al respecto






  • ·          
    ·         Soy un joven escritor de profesión, lector de vocación... y debo decir que esta adicción a las obras literarias no tiene origen aparente más que la propia curiosidad pues nadie me ha inculcado de manera alguna el amor a los libros. 
    Trabajo en el diario local, me he dedicado a escribir artículos, sin embargo ésa es la explicación oficial que doy cuando me preguntan a qué me dedico puesto que sobre todo, más que incluso comer (lo cual de hecho a veces olvido) soy un 'omnívoro de libros'. Mi sustento, mi elixir lo obtengo en lugares apartados, bebiendo el suero de los grandes clásicos los cuales he leído varias veces; no haciendo otra cosa en mis días que sufrir las desdichas de los personajes, conocer a fondo a los autores, figurarme los pintorescos escenarios, estremecerme ante relatos escalofriantes, o detestar la ingenuidad de algunos de los personajes ; las últimas tres obras que volví a leer completas justo ayer fueron 'El conde de Montecristo', 'La reina de la horca' y 'Sentido y sensibilidad' (como verán, no tengo predilección por algún genero en especifico); he ocupado mesas de cafés como mi morada durante horas; parques, plazas...
     No cuido mucho mi apariencia pues el mundo de mundos que revivo en mi cabeza a cada instante ocupa mayor lugar en mi lista de prioridades que eliminar o no mi barba cada mañana. Anteojos pasados de moda, sombrero, los mismos zapatos (no porque no tenga más, sino porque son los más cómodos) en fin, me llame o no la atención el titulo; sea un clásico o no; este respirando o enterrado el autor; libro que cae en mis manos, libro que leo.
    ·          
    Voy esta tarde al encuentro de una especie similar a mí. Una muchacha que conocí en un encuentro literario la semana pasada. Tan compatibles fueron nuestras ideas y similares nuestros intereses que no podíamos cesar de hablar, así que pautamos encontrarnos hoy en el café que más frecuento.
    ·         Llegue al lugar, solo habiendo modificado un poco mi breve rutina de acicalamiento pues en esta ocasión tendría la compañía de una persona y no de un libro, resultando igual de interesante o más, ya que ésta tiene a demás la capacidad de escucha. 

    Ya estaba sentada. Había elegido una mesa apartada. Me saludó amablemente e hizo alusión de manera jocosa a mi aspecto resaltando que al igual que el ingenioso hidalgo, la adicción a los libros afectaba de forma severa mi apariencia. 
    A ver, qué estas leyendo actualmente.- pregunté
    A Goethe- respondió rápidamente- he abierto de nuevo a Werther
    Fue una de las primeras obras que leí completa.-respondí.-
    Lo mismo yo-dijo- es ésta la tercera vez que lo recorro y no deja de encantarme
    ? Y eso por qué? A caso no encuentras, al igual que yo, mucho más provechoso saborear una obra tan solo un par de veces y dejar tiempo para recorrer nuevos autores y aun ser fiel a nuestros gustos?...digo, las que aprecio lo suficiente por su importancia, encuentro que aún al leerlas por centésima vez deja de ser una pérdida de tiempo...

    Tiene su explicación- dijo ella- tienes tiempo para una buena historia?
    Siempre- respondí con una sonrisa- y más aun si es real

    Lo es. Conoces la cárcel de Concepción?- comenzó- pues allí  conseguí mi trabajo actual. A veces me sorprende la versatilidad de nuestro oficio, para los que nos dedicamos a esto de lleno. Han instaurado allí un programa para los reclusos, similar a uno que surgió en Brasil recientemente, que consiste en darle un libro cada semana, el cual deben leer completo y hacer un informe el cual me encargo de evaluar; en el caso de Concepción  la cantidad de libros que lean no reduce sus años de pena, sin embargo, acerca o bien extiende el tiempo de su libertad condicional... es muy dependiente de cada caso en particular, sin embargo, por bien que conozco la obra Werther, me he visto obligada a leerla de nuevo debido a un impactante ensayo escrito por uno de los reclusos durante la última semana...llevo con él varios días desde que cayó en mis manos y aún no le he puesto calificación pues me ha tenido absorta desde que lo leí y me ha hecho volver al libro para mirarlo desde otro punto de vista, con los ojos de Damián. 

    Una de las cosas que más me impacta de este ensayo es la persona que lo escribió. Al percibir semejante coherencia y sensibilidad tuve que preguntarme si ciertamente lo había escrito un criminal o de ser así como había llegado semejante romántico a la cárcel. Sin embargo, la idea que me figure de la persona que lo había escrito distaba mucho de la realidad. Pedí hablar con el señor Damián personalmente. No fue tan fácil que me lo permitieran; incluso me advirtieron que se trataba de un hombre violento e impulsivo. Creyéndolo mucho menos y con más ganas aun de conocerlo seguí presionando y lo conseguí. 

    Esperaba ante el cristal que nos separaría. Uno de los oficiales rompió su silencio para hacerme la siguiente salvedad: "Damián se debe haber sorprendido... es la primera visita que tiene en años". Fue bastante extraño para mí que aquel hombre hiciera esa aclaración que debería de ser para él innecesaria.
    Ante mi se presento un hombre joven. Lo primero que me llamó la atención fue su inexpresivo rostro, sereno, ojos grandes, tez trigueña. Tenía la cara alargada y de su cuello colgaban dos cordones negros, uno de ellos tenía dos cruces de madera pequeñas y el otro un colmillo. Era fornido y alto. Tenía un arete en el lóbulo izquierdo y una ceja rasgada. Me miraba con ojos serios. Sentí mi garganta reseca. 'Como está señor Damián?' dije reuniendo valor. Que desdicha la nuestra! siendo excelentes con las palabras a la hora de redactar, nos limitamos tanto a la hora de hablar...

    Parpadeó con lentitud y ladeó la cabeza. 'Quiere algo de mí?' dijo con voz grave. 'Vera, Damián...-respondí- me llamo Adela. Soy la encargada de corregir los ensayos que envían ustedes acerca de los libros que leen cada semana y esta en particular me llamo la atención el tuyo. No había reparado antes en tu nombre por lo que debo pensar que es la primera vez que participas en el programa de lectura, es así? '

    'Me tome un tiempo con ese libro' fue su simple respuesta'. Permanecí muda unos segundos, y decidida continué...

    'Damián Caimbra...de donde es tu apellido?' me contestó que su padre era de ascendencia brasilera, coincidencia. ‘Pues bien, tengo aquí el ensayo que escribiste... tu escribiste eso cierto?' asintió como si le hubiesen hecho una pregunta estúpida. 'Pues si así fue, me pareció muy bueno, pues no sólo leíste el libro, sino que también captaste cosas en él que ni yo misma había notado...estoy realmente sorprendida por el enfoque de tu ensayo, me pareció muy vivo, cargado de sentido...' yo hablaba despacio y tratando de que entendiera cada una de mis palabras, sin terminarme de convencer de que aquel individuo rudo fuese capaz de reproducir  por escrito tan deliciosos argumentos. De qué sirve la vida, si nos prendamos de una indescriptible criatura para no poderla compartir completa con dicho ser amado... fue una de las frases de su ensayo. 

    Al parecer Damián no le aportó mucho a tu curiosidad.- dije a Adela- pero me ha despertado un interés enorme tu historia... que ha pasado con él?

    Le pedí que escribiera un ensayo sobre 'El amor en tiempos del Cólera' para la semana siguiente...que lo hiciera de manera personal, así mismo como hizo con Werther. Me dijo, de lo poco que me permitió confirmar que fue el autor de dicho ensayo, que sentía al igual que Werther que su forma de pensar era mucho más apasionada que la de los demás... pero me lo dijo con tal seriedad...Sabes, se me encoge el corazón de pensar que puede que tenga ciertas cosas tan reprimidas... o solo es bueno utilizando la mente, como hacen muchos criminales. Necesitaba aclarar esto y pregunté por el crimen que lo había llevado a la cárcel. No me agradó lo que supe. 
    Será que al igual que Werther sí es más apasionado que los demás...pero de una manera violenta, agresiva. Guardando sus arranques emotivos, para soltarlos en lapsos cortos de terrible descarga, siendo como es de pasivo la mayoría del tiempo. Eso era lo que me parecía. Pero al leer su ensayo una y otra vez.... parecía el ser más sensible y espiritual; describiendo el amor del protagonista de la obra como un "amor distante de todo sentido y razón, no dejando de nacer, sabiendo que sería difícil, negándose a morir incluso con la muerte física del protagonista"... a demás decía "aun espero encontrar en mi vida, igualmente, el objeto de ese amor que sea a mi mas fuerte que todo sacrificio, más fuerte que mi ira, mi descontrol; más fuerte que mí mismo"
    Damián fue acusado hace unos años de haber asesinado a su padre. A penas tenía diecinueve años cuando entró a la cárcel. Tiene ahora 22. Pero en su mirada, esos 3 años parecen 30.

    Y aún estas esperando el ensayo del Amor en tiempos del cólera?- pregunté a Adela.-
    Si. Si deseas te lo muestro, una vez lo haya hecho. 
    Y así la joven escritora y yo quedamos en encontrarnos la siguiente semana para continuar con la interesantísima pero sobre todo real historia del preso Damián. 

Entradas populares