martes, 30 de abril de 2013

hoy sentí la presencia de Dios
mientras caminaba
pude sentir como Jesús marchaba a mi lado
como tomaba mi mano

un regocijo en toda mi piel me hizo saber que me abrazaba
y pude olvidar todos mis miedos
por largos momentos
cada cosa a mi alrededor me hablaba de El
o El me hablaba a través de cada cosa a mi alrededor
y abrace la vida
y ame
y fui feliz
como lo que es realmente ser feliz
paz a pesar de
y por encima de
todo problema y situación

todo lo anterior sonara a cliché
pero El me acompaña
te acompaña

me hizo saber
que aquello que busco y no se lo que es
pues no me siento conforme con nada
nada me llena

es El a quien busco

martes, 23 de abril de 2013

Concepción VII




Sostuve en mis manos el diario, a su lado, bajo nuestra sombra acostumbrada, cayendo poco a poco en cuenta a medida que iba leyendo el artículo escrito por el, narrando de una manera literaria, como yo había conocido a Damián, contando la versión que sustentaba su inocencia, describiendo la manera en la que el hacia los informes y devoraba libros, aclarando al final que se trataba de un caso de la cárcel de Concepción. Junto al artículo, en una columna a la derecha, ponía algo escrito por Damián… era su interpretación del libro “La vida es Sueño” con el encabezado “Soñé haber despertado” haciendo referencia de una forma brillante a la obra, relacionándola incluso a todo lo que había sucedido después de conocerme.

Ella miraba el diario sin que su expresión me proporcionara el mas mínimo dato acerca de lo que en ese momento cruzaba por su mente, con relación a eso que yo sabía que tanto le importaba. Le explique que varias personas tras haber visto el artículo se habían manifestado a favor de que el caso llegara a un desenlace justo y, llamando así la atención de las autoridades, volvieron a evaluar el caso llegando a la conclusión de que no presentaba los cargos por los que había sido apresado. Luego le dije lo mucho que lamentaba no habérselo contado antes de que se hubiese llevado la sorpresa de la noche anterior.
Ella volvió a leer la columna… dejando que se le escapara una sonrisa, dejándome saber de que era mientras leía la parte que hablaba de ella haciéndome consciente de que no me arrepentía en lo mas mínimo de haberlo ayudado a salir. Es lo que ella quería. Es lo que el merecía.

-Aun me siento algo confundida- fueron sus palabras después de un rato de haberme escuchado.
-y que piensas hacer ahora que sabes que es libre- dije temiendo un poco la respuesta. En el fondo, imaginar que lo buscara despertaba el ser egoísta tan dormido en mi, el cual prefería que ella estuviera lejos a que dejara de mantenerse cerca de mí, compartiendo todo lo que ambos amábamos -aunque fuese para obtener mi ayuda, con lo cual me conformaba-; solo por abrir las puertas a esa misteriosa relación con el ex convicto.

-en primera instancia… diría que ya todo lo que pude haber hecho por el ya lo hice…-dijo pronunciando sus palabras como si las leyera de algún lado- se veía anoche como lo que es ahora…un hombre libre.
Tras haber permanecido en silencio breves momentos más, llego a desahogarse poco a poco, llegando a catarsis, cosa que supe cuando me dijo que era probable que únicamente ella tuviera influencia alguna sobre él cuando estaba preso. Que podía ser posible que hubiese sido dejada atrás junto con los muros de la prisión.

-No supongas nada, Ade. –fue lo único que me permití decirle al respecto. Se mostraba en paz. Difícil me había sido hasta ese momento prodigarle alguna muestra de cariño, debido a la relación tan casi exclusivamente intelectual que habíamos tenido; sin embargo la necesidad de convencerme a mí mismo de que realmente se encontraba a mi lado, sumada a la tranquilidad que secretamente me producían sus conclusiones, puse mi mano sobre su hombro y estampe un beso en su cabeza. Atento a la más milimétrica de sus reacciones, no pude apreciar ninguna alteración de la normalidad; simplemente en una fracción de segundos tomo mas aire de lo normal, haciendo que mi mente quisiera engañarse a sí misma disfrazándolo de un suspiro.

Los días posteriores fueron tranquilos, mencionando poco menos de lo necesario, lo ocurrido. Le manifesté mi intención de conseguirle trabajo en el diario, seguro de que tendría éxito. De alguna manera ella priorizaba mi compañía y eso me gustaba. De cualquier modo, no dejaba de sentir que todavía le quedaban dentro ciertos restos de aquello que callaba y que yo no indagaba.

Pasa el tiempo. Puedo decir que todo esta saliendo bien. Todo ha salido bien y estoy contenta. Pronto iniciare un nuevo trabajo, agradecida de no tener que regresar a la academia a dar clases, lejos. Ah… la academia. A veces me asalta el recuerdo del rostro trigueño del Señor J.P…. y lo relaciono con algo tan familiar.

Salgo casi todos los días con él. Nuestra relación se ha estrechado de tal manera que de ser vista desde afuera parecería que somos pareja. Entiendo que lo que tenemos es demasiado hermoso como para convertirlo en otra cosa que no fuera amistad de la mejor que hay. Me han comentado incluso, casi con indiscreción, que él se preocupa bastante, que sería excelente para mí.
Y Damián. De a poco me he acostumbrado a la idea de que el lapso de tiempo en el que ocupaba un lugar en mi vida se ha ido extinguiendo, dando inicio de manera subrayada desde el momento en que lo vi con aquella chica.

Desdicha la nuestra, la de los que soñamos antes de que las cosas sucedan siquiera. De los que tenemos un mundo interior tan grande que nos hace envolvernos en nuestras propias historias haciéndonos confundirla con la realidad llegando a engañar incluso a mi corazón. Quizá de alguna manera me haga bien comenzar a crearme historias en torno a mi amigo… después de todo, el ha hecho tanto por mí. Le importo… y a Damián… bueno. ? Que esperaba? Es un alma salvaje. Su corazón seguramente dio riendas a una alternativa libertad mientras escribía sus ensayos. Uno no puede esperar que el rio frene su cauce; ¿quien ha de pretender que el viento se siente sobre una piedra a contemplar una margarita? ; Nadie puede esperar que un tigre persiga una mariposa o que un ser criminal permanezca fiel a una caricia de papel.

Un día me dicen en el nuevo trabajo que tenía que entregar unos papeles al diario, los cuales no tenía conmigo. Fui a buscarlos a la oficina del programa y mi superior, tras saludarme afablemente, me dijo que esos papeles se encontraban en las oficinas de concepción.

-Ciertamente… -recordé. Le di las gracias y me dispuse a ir a buscarlos, preparando un amortiguador interior para el recuerdo. Tras llegar y ver la enorme entrada, uno de los guardias me acompañó a la oficina. Me hicieron esperar unos momentos. Luego me hicieron pasar y me los entregaron. Cuando me iba, veo de lejos al oficial que en aquellas ocasiones me había permitido el acceso a Damián. Esa sensación. Ese ver un rostro que me presumía tener más historias de las que en realidad vagamente tenía. Me pregunte que me estaba pasando, pero llegue a la conclusión de que simplemente quien escribe va de a poco fusionando historias que les adjudico a un rostro con la realidad distante a aquella persona.

Entre tales pensamientos, un impulso hizo que uno de mis latidos me golpeara por dentro y me volví a preguntar por Caimbra. Me dijeron que le habían dado una indemnización y que se encontraba trabajando y reintegrándose a la sociedad. Sentí una réplica de las veces que había sentido el oxigeno tal cual alimentando mis pulmones. Un agradable y cálido bálsamo hizo que mi rebelde corazón permaneciera tranquilo.

Una vez en casa, levante el teléfono para ver donde comeríamos aquel día. La contestadora. Qué extraño. Comienzo de lejos a escuchar el sonido de una armónica. Al principio me pareció haberlo estado imaginando. Pero tras unos momentos más me fui dando cuenta de que era real y se intensificaba a medida que me acercaba a la puerta. Me asome por la ventana.

Caimbra estaba allí, recostado de la verja de entrada, sosteniendo el instrumento ante sus labios. Mi primera e involuntaria reacción fue cubrir mi boca con una mano. Me quede inmóvil unos instantes y volví a mirar. Continuó tocando y al notarme se detuvo y bajó la armónica para quedarse sereno.
Tomé aire y crucé la puerta. Avancé unos pasos. Pocas o casi ninguna vez había podido verlo ante mí de pie, en toda su altura, tras haberse erguido al ver que salí. Tenía mejor aspecto. Su rostro se veía limpio; no llevaba el arete pero sus cruces me recordaron que se trataba del mismo de la primera vez. Me miraba sin expresión. Le dije que pasara y posteriormente nos encontrábamos dentro, intercambiando pocas palabras; él me siguió hasta la cocina. Algo me impedía acercarme mucho, siquiera tocarlo.

-¿tienes hambre?
Me dispuse a preparar la comida. El no mencionaba nada relevante pero sus ojos no dejaban de seguir cada uno de mis movimientos. Comimos aún en silencio. Silencio que me llenaba de tal manera que no deseaba más nada. Simplemente saberlo cerca, saberlo libre, saberlo feliz. Simplemente había tanto que decir que las palabras no sabían cómo abrirse paso.

Momentos después de silencios interrumpidos por comentarios acerca de los nuevos trabajos de ambos, en los que hablaba tranquilo, mirando la mesa… me quede mirando su rostro. Se sentía diferente que estuviese aquí. El sintió de alguna manera mi mirada y clavó sus ojos en los míos, petrificando así mis movimientos.

-Gracias- dijo calmado, luchando porque aquella pequeña sonrisa no se le escapara.- por todo.
Una vez se hubo marchado, me desplomé en la cama, con la mirada perdida; en un estado de no saber qué sentir, ni qué pensar; pero muy consciente de lo que quería sentir y pensar. En ese momento recuerdo la foto y cómo Damián había escrito en su carta que vendría por ella. Pudo haberlo olvidado.




Era un domingo por la tarde y tomábamos sol en el patio mientras leíamos a Rubén Darío. Amo la pureza de nuestra relación. Ella leía para ambos el cuento parisiense de La Ninfa.
“La cadera a flor de espuma parecía a veces como dorada por la luz opaca que alcanzaba a llegar por las brechas de las hojas. ¡Ah!, yo vi lirios, rosas, nieve, oro; vi un ideal con vida y forma y oí, entre el burbujeo sonoro de la linfa herida, como una risa burlesca y armoniosa que me encendía la sangre.
De pronto huyo la visión, surgió la ninfa del estanque, semejante a Citerea en su onda, y recogiendo sus cabellos, que goteaban  brillantes…”

- …el delirio de los poetas- dije- que sin malicia alguna contemplan absortos la rosada carne de las ninfas.-
En ese instante ambos compartimos nuestro silencio. Solo la escuchaba respirar y ella a mí.
De un momento a otro ella decide entrar y la sigo. Como si todo pasara de manera irreal, y dejándome sin palabras, ella me retira los anteojos sin avisar, y me quedo viendo puras sombras. Veo de manera borrosa su silueta y como se mueve cruzando la sala. Avanzo pocos pasos sin saber si reírme o asustarme.  Decidí hacer lo segundo al darme cuenta de que se despojaba de su vestido. 

domingo, 7 de abril de 2013

Bestia


Paseaba su mirada por todo alrededor, acariciando con sus ojos de bestia cada rincón, con todos los sentidos en tal alerta que me parecía que era capaz de escuchar el latir de mi corazón que palpitaba con enorme y dolorosa intensidad esforzándose por hacerlo en silencio para no ser escuchado y me daba la impresión de que en cualquier momento iba a saltar fuera de mi pecho.
Sus ojos feroces detuvieron de repente su recorrido fantasmal y se sembraron sobre mi, clavando mis pies al suelo con su mirada aterradora, socavando un profundo y doloroso hueco en mi estómago. No podría describir el frío que en aquel momento se apoderó de cada una de mis extremidades, acompañado de un caluroso hormigueo que acalambraba mi pecho.

Su respiración, que hasta ese momento había sido constante y sofocada, se hizo de pronto silenciosa y aguda. Era como si toda la ira del mundo se concentrara sobre mí en esa mirada, que me acusaba despiadadamente de existir y quería con todas sus fuerzas que dejara de hacerlo. Al saberlo, y dentro de todo aquel pánico que me inyectaba tanto odio en ese momento, una pizca de satisfacción salía a contrastar fruto de saber que al desquiciarlo, yo tenia cierto poder sobre el; al igual que saber que aun no me había matado.

Aun con mis pies clavados al suelo como estaban, sentí que una fuerza me sujetaba y no me permitia desplomarme. Espere en completa pausa su próximo movimiento, preparada para lo que viniera. Sus ojos continuaban allí, con su mismo odio implacable que manifestaba la profunda desesperación que le provocaba que mi corazón siguiera latiendo y a pesar de todo eso, no deje de mirarlo, con la misma fiereza amenazante, rentándolo con todo mi ser a que procediera al siguiente paso.

Y el oxigeno se abrió paso a través de mis pulmones ferozmente. Y como si un escudo protector se acrecentara en torno a mí, la ferocidad de sus ojos se transformo en inercia.
Se esfumo.

sábado, 6 de abril de 2013

Concepción, parte VI


Mi corazón decía "presente" y amenazaba con salirse de mi pecho al palpitar con violencia de una manera casi dolorosa. Miedo.
El numero gastado y oxidado de la angosta puerta me daba la bienvenida a una estancia de paredes desgastadas y hediondas de lo que supuse que era la celda de castigo. Trague en seco. No quería que mi respiración se escuchara. No quería que nadie notara que estaba allí. 

Me asome despacio temiendo aun mas que ser vista, temiendo lo que podía llegar a ver. Su torso estaba desnudo, mostrando las evidentes marcas de que había sido apaleado. Sus manos estaban esposadas en su espalda. Forcejeaba con brusquedad. Alguien lo sujetaba mientras le eran propinados fuertes puñetazos en el estomago, golpes que se hacían sentir en mi propio estomago. Gotas gruesas de sangre comenzaban a caer de sus labios. Posteriormente, tuve que ver como comenzaron a aplicarle descargas eléctricas. 
Sintiéndome incapaz de continuar espectando, me aleje tapando mis oídos y di unos pasos. Recorría el pasillo sin sentir siquiera mis pies tocar el piso. La cabeza me daba vueltas y sentí como si mi estomago se quisiera salir a través de mi boca, haciéndome vomitar mientras apoyaba una de mis manos en la pared maloliente. 

Podía sentir como las nauseas y el vértigo se convertían casi en dolor. Tanto así que me hicieron abrir los ojos y despertar de aquella pesadilla. Algo en mi se preguntaba que había sido de Damian en los últimos dos meses.
Ya por fin, hoy regresaría. Había esperado este día  para lograr acudir personalmente y hacer todo lo necesario para entregar el formulario, lo cual me hacia sentir ansiosa por llegar; tras haber llegado las vacaciones del año escolar que me permitieran regresar.
                                      .                .                  .                       .                   .

El me esperaba para recogerme en la parada. El día húmedo y frió explicaba su chaqueta de cuero. Sus anteojos empastados me hicieron reconocerlo de inmediato. Tan pronto chocaron nuestras miradas, sonrisas escapistas en los rostros de ambos hicieron aparición, conectando inmediatamente nuestros pensamientos. Tan pronto estuvimos a una distancia suficiente, mi amigo se abalanzo inclinándose para darme un abrazo correspondido por mi. Fue como un alivio tenerlo cerca.

Me llevo a mi casa, poniéndonos al tanto de todo, excepto de Caimbra; era tanta la aprehensión que sentía con respecto al tema que no encontraba la manera en la que podía iniciarlo. Me pregunto de mi trabajo, me detallo todos los pormenores que habían acontecido en mi ausencia en cuanto al diario, a los eventos literarios, nuevos libros leídos... todo excepto el programa de lectura.




Dicen casi con una frecuencia negligente, que los opuestos se atraen. Adela y Damian son polos totalmente opuestos: la suavidad de una sensible delicadeza  contra la fuerza de una fría tosquedad. 
 pero… ?y los iguales? Ella y yo somos dos seres con el mismo sabor. Y aun así es igual de armoniosa y complementaria nuestra fusión. Ya nos encontramos, ya sabemos de que hablar. Es como si hubiese un fluido libreto previamente escrito en nuestro inconsciente. Ella da las respuestas que espero escuchar y sabe que haré las preguntas que suelo hacer…todo en perfecto orden, restándole así, para mi, mas sentido al decir que dos contrarios han de tener mayor prioridad para estar juntos que dos iguales.
Desde que ella regreso todo se me muestra de un tono diferente. Tanto diferente a como cuando no estaba que a como cuando estaba previo a su partida. Algo me hace de alguna manera no verla igual…
Sabia que tan pronto llegara me preguntaría por Damian… Yo consciente de lo que había sucedido, sin saber muy bien por que, evadí el tema varias veces…. Y en cierta manera me arrepiento.

Verla mal por lo que vio...


El y yo acabábamos de salir de un ruidoso evento cargado de poesía, declamaciones y jazz, al día siguiente de mi llegada. Estábamos en el vehículo de regreso.  Decidí no pensarlo mas e indagarlo sobre Damian. Introduje el tema de la siguiente manera:

-Mañana visitare Concepción  Como te había mencionado, me parece que esta vez ya podremos lograr lo que nos propusimos y por lo que hemos venido trabajando desde hace tiempo... Según investigue, solo esperaban el formulario puesto que el Sr. J.P. había producido la llamada asegurando que Caimbra había completado el programa. \

Guardo silencio.

-Hay algo que sepas que yo no?... desde que llegue has actuado como si Damian jamas hubiese existido... dime que ha pasado!- dije subiendo gradualmente el tono de voz. 

Era la primera vez que no sentía esa coneccion con mi amigo. Por unos instantes me pareció que me encontraba junto a un extraño... y mas aun cuando detuvo el carro frente a uno de los bares.

-Necesito ir a un baño - dijo con una tranquilidad desesperante y se bajo, dejándome boquiabierta. Era lo ultimo que esperaría de el,... que le sucedía?
Decidi bajar e ir tras el... como podía ser tan cobarde. 

El lugar estaba plagado de personas. Era amplio y había mucho ruido. Camine a la velocidad que mis zapatos altos me permitieron, odiándolos en ese momento por no permitirme caminar tan rápido como El. En un momento tropecé  Torpe, con estos zapatos. Alguien me sujeto por el brazo para evitar que me cayera. Avergonzada le dije 'Gracias', evitando mirar a la persona que me había ayudado. Perdí de vista a mi amigo, y permanecí unos minutos buscándolo con la mirada. En una esquina cercana a la salida se aglomeraba un grupo animado y de aspecto callejero. Decidí esperar en el vehículo... de todos modos no se libraría de mi. 


Como si mis ojos quisieran jugarme una mala pasada, me pareció haber visto a Damian entre el grupo mas cercano a la puerta. Me distraje una vez mas mientras pasaban personas por delante mio, y al terminar estas de pasar confirme lo que me había parecido producto de mi imaginación. 

Caimbra estaba sentado con las piernas separadas, vestido con una camisa con las mangas hasta los codos, haciéndome llenarme de incredulidad y preguntarme una y otra vez si se trataba del mismo desgarbado y reventado muchacho que conocí a través del cristal.
No había espacio para la duda.

Al regresar del baño, puso su mano en mi espalda para indicarme que saliéramos. Al verme inmóvil dirigió la mirada hacia donde se enfocaba la mía. Los muchachos bailaban y hacían tonterías  una de las chicas halaba a Damian para que se pusiera de pie. Al este no hacerlo, se sienta en su regazo.


Silencio al subir al carro. Todo un conglomerado de pensamientos acudían a mi mente luchando cada uno por ser analizado. 
Tras un par de minutos finalmente dije. 

-Ahora me vas a decir por que no te habías tomado la molestia de dejarme saber  que Damian esta libre.

-Eso no te lo puedo decir. Pero si me lo permites, te haré saber todo lo que sucedió. 





miércoles, 3 de abril de 2013

Concepción, parte V


No había experimentado hasta el momento de abrir aquella carta un sentimiento tan parecido a una mañana de navidad como aquel. No faltaba mucho para experimentar de nuevo algo similar poco después de haber conocido al señor J.P. siendo esto ultimo un martes como cualquier otro, despertando, normalmente; orando, normalmente; acicalandome, normalmente; leyendo la carta, normalmente. La leía, como lo hacia a diario, mientras me trasladaba, con la misma emoción que la primera vez que la abrí  cuando mi mente dio un vuelco y en mi pecho aletearon dos mariposas al ver que contenía una foto; en ella aparecía un Damian adolescente, con el rostro sonriente, cabello mas largo y en rulos, rodeando con el brazo a un hombre de rostro cansado y aun así sonriente, con barba, alto, trigueño  Ambos se encontraban en lo que parecía un taller. Detrás de la foto decía escrito a lápiz de carbón  "Mi algo mas especial para mi alguien mas especial... esta foto es todo lo que tengo y usted es todo a quien tengo". Luego estaba la carta:

"Srta. Adela
Por fin tuve noticias suyas.  Las primeras semanas luego de haber perdido el contacto, fueron tediosas, extensas, llenas de tension y ansiedad. De a poco olvidaba hasta su cara. Algo en mi gritaba...'suelta toda idea que no sea que estas en el fondo, y de ahi no vas a salir'. Empece a tener mas problemas de lo normal con los demas reos, poniendome gradualmente mas agresivo de lo normal pero creo que se debia a que algo en mi reclamaba, algo en mi quedaba sin terminar de convencerse de que ud. se habia olvidado por completo de mi caso. Y me hice mas conciente de mi realidad. Volvi a sentir el frio de los muros, el hedor de los orinales, la hostilidad. De a poco me involucre con mayor frecuencia en peleas y rinas. Fui castigado varias veces. 

En medio de todo esto, se me hacia casi imposible concentrarme en la lectura. Sin embargo continuaba con los informes con el mismo afán  intentando con ellos llegar a arrancarle aunque sea una respuesta. En ellos terminaba siempre desviándome del tema principal por no haber prestado la suficiente atención al texto. Necesitaba saber lo que había pasado pues transcurría el tiempo alocadamente y cada vez se hacia mas tedioso preguntarme que había sucedido, a que conclusión llegaría todo esto.
Hasta que llego su amigo. Fue una sorpresa pues el tiempo que habia pasado me habia parecido muy largo
-Fue transferida a otra ciudad...pensamos que es porque su superior encontraba algo sospechoso en el avance que habías tenido con el programa y querían evitar inconvenientes con la ley...eso es lo que pensamos, pero créame, ella no lo ha olvidado. Ni por un segundo. 
Me explico todo lo que había pasado. Me dijo que aun trabajaba junto a su amigo abogado para estudiar las posibilidades de liberarme por lo menos de manera condicional. Supuse que para hacerle esa promesa a alguien que esta aprisionado debe ser porque realmente hay una posibilidad, de lo contrario, no la habría hecho... Pedí a su amigo que regresara cuanto antes para hacerle llegar esto. Espero no tarde. 
La verdad...fue bueno saber de ud. Quise enviarle lo unico que me queda de mi papa, para hacerle saber que yo de aqui voy a salir. Me rete a mi mismo a  recuperarlo. Iré en su búsqueda para con mis propias manos y en persona retirarlo únicamente de las suyas. 
Damian"

Era todo un regalo poder tener noticias de el...Y mas aun:  esa carta me daba la sensación de tener conmigo un pedazo de Damian, abriendo la posibilidad de un futuro encuentro.


Una vez terminadas las clases de aquel martes, me presentaron en el salón de profesores  al señor J.P., (Solo Dios sabe como y por que se encontraba en la academia aquel dia ) director de ciertos programas académicos y que por obra de algo a lo que algunos llaman "destino" tenia lo que podría ser la solución definitiva a la injusta condena de Damian.

El había sido uno de los colaboradores cuando daba inicio el programa de lectura en los primeros lugares en los que fue instaurado y había llevado el programa a Concepción. Fue como si el tema saliera solo pues tras haber tenido una conversación amena sobre cuestiones irrelevantes, justo cuando iba a poner la mano sobre el picaporte para marcharme, el me pregunto cual había sido mi anterior trabajo.
Cuando le  relate mi curiosa historia, quizás pensando que había hablado de mas, el me observa con rostro sereno y una sonrisa interna imposible de no percibir. Busco en su computadora unos momentos mientras yo lo esperaba con intriga... e imprimió un formulario el cual firmo y me entrego diciendo:

"Somos amantes de lo mismo, trabajamos para lo mismo. El único objetivo de la creación de nuestro programa es luchar junto con aquellos que desean su libertad mediante la libertad que da leer. Este es el formulario con el cual certificamos que los reclusos han completado satisfactoriamente todos los requerimientos para obtener un plazo de libertad condicional. Me comunicare de inmediato con los encargados del programa en Concepción. No necesita mas. Espero conocer algún día al Sr. Damian Caimbra... "


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