jueves, 28 de abril de 2011

Nervios

¿Por qué me sudan las manos y los pies? ¿Por qué siento mi estómago revolverse? ¿Por qué siento mi corazón latir más rápidamente?
¿De donde salen estos nervios? No lo sé. Solo sé que los nervios limitan, se te traba la voz, se te acelera el pulso y tiemblas. Una vez un profesor nos asignó a cada uno decir un fragmento de un discurso. Me sentía confiada. No sentía nervios sin embargo una vez allí, en el momento exacto en que me encontraba frente a todos, mi mente se concentró más en la escena, en cómo me pararía, en a quién mirar y cómo y en qué tono de voz usar en lugar de concentrarme en el discurso del cual salté de la primera parte a la última, olvidando todo lo demás.
Cuando quieras decir algo, no lo hagas para que los demás te crean, sino para creertelo tú mismo. Cuando estás convencido de lo que sabes, de lo que dominas debes tomarlo como un regalo de tu parte a los demás. No pienses que tu audiencia está llena de expertos en el tema del cual vas a hablar, mas bien considera que estas ante personas que les puede ser útil lo que digas.

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