martes, 7 de abril de 2015

Cumpleaños

Dentro de algunas horas, mi edad pasará de ser de un número impar a uno par y la fecha coincidirá con el mes y el día de nacimiento en mi cédula.
Pero eso no significa que la tierra esté en el mismo lugar del universo en que lo estuvo hace 24 años...sí en la misma posición con respecto al sol en la que cada abril, en este mismo hemisferio y trópico, la tierra y la estrella se vuelven a mirar de la misma manera, y vuelvo a recordar que tuve un día en el cual comencé a existir en el mundo, y que tengo, por igual, fecha de caducidad. 

Recuerdo un instante previo a cumplir once años. Esperaba que dieran las dos de la tarde -hora en que supuestamente nací- junto al mural de dibujos en la soledad de una habitación demasiado grande para la niña que era, pero perfecta para la mujer que soy. 
Y recuerdo que esperaba que algo mágico aconteciera. Pero no. O sí. Algo mágico acontece a cada instante que me alejo del año '91. Cada año que cumplo es un año más que sobreviví a este mundo loco y a esta vida impredecible. Y sólo puedo sentirme agradecida.
A los quince años, no quería envejecer. Se despertó en mi conciencia, un temor a la muerte que me llevó a deprimirme con frecuencia. Sentía vacío y temor. Años más tarde eso quedó atrás y me invadieron unas ganas de vivir cada instante, aprovechar cada día, YOLO, Carpe Diem.
Mis 23 fueron la etapa en las que más metas logré hasta ahora y más me apoderé de mi propia vida...como? Soltando todo aquello que no está bajo mi control y explotando lo que sí.
Y algunos con más edad se reirán de mis afirmaciones, y me dirán para sus adentros "ahora es que te falta por vivir" y no... Me gusta ver lo que ha pasado, tener alma de anciana, catartizar cada aprendizaje. Y más que eso, me gusta ser cómplice conmigo misma del pasado y del futuro, darle ánimos a la niña insegura que era y dejarme guiar e inspirar por la mujer eminente que quiero ser.

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