jueves, 17 de enero de 2013

Soy libre... porque no soy esclavo de la gana

Este titulo tan poco atractivo, a mi juicio, para una entrada que considero un arrebato de inspiración, nace de una frase que escuchaba de los "antiguos" casettes de Salvador Gomez que solían escuchar mis padres, siendo esta una de las frases que se quedo grabada en mi conciencia, dando frutos gratificantes a lo largo de mi vida, corroborando una frase que también tuve siempre colgada de mi pared, pero que justo hoy pude leer de qué autor provenía, aunque lamentablemente se me olvidó... "El secreto de ser feliz no es hacer siempre lo que disfrutas, sino disfrutar siempre lo que haces"

Que es ser esclavo de la gana? o mas bien, qué es ser realmente libre? Cuando se es libre, se es capaz de elegir aquello que te gusta. Ahí radica la diferencia. Hago lo que me da la gana...si me da la gana de hacer esto, pues tengo que hacerlo, si me da la gana de hacer aquello, pues dejo lo otro...la famosa gana me arrastra de aquí para allá según su "voluntad" y simplemente no soy capaz de elegir que me de la gana de hacer lo que me conviene.

El ser humano se caracteriza por variar sus gustos de manera muy seguida, no sabe lo que quiere, pues querer algo..."gustarte" algo es bastante relativo y corremos el riesgo de que, al ir tras ello, reconozcamos que no era lo que realmente nos "apetecía" y pudimos haberlo hecho incluso en contra de nuestros principios simplemente por darnos un gustazo.

"...Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres". En qué nos diferenciamos de los animales? A groso modo nos atrevemos a decir que son criaturas "libres" pero no me atrevería a profundizar en una comparación en ese sentido, puesto que, dejando un poco de lado las necesidades básicas (comer, dormir, etc.) las bestias se rigen por instintos; no poseen la inteligencia emocional que poseemos, que haría capaz al tigre de encariñarse con su presa y desistir de devorarla.

Pero resulta que nosotros si la poseemos. Muchas personas tienen bastante arraigada la idea de que debemos seguir nuestros deseos, las "corazonadas", aquello que nos imaginamos que esta escrito para nosotros. No son consientes de que la inteligencia emocional nos permite, así como aferrarnos a algo, la opción de elegir a qué aferrarnos.

Constantemente me veo bombardeada por estas ideas "liberales" y de mentes "abiertas", provenientes de individuos de los cuales con mucho gusto aceparía su opinión si observase un interés tangible en mi bienestar. En pocas palabras, las personas a quienes les importas te inducirán a que uses la cabeza, y no el corazón.

Debemos tener sumo cuidado cuando intentan hacernos pensar que 'deseamos' algo. Un ejemplo sencillo es la publicidad. Otro no tan sencillo: hay personas que se saben vender.

La clave esta en primer lugar decidir ser felices con lo que tenemos, con la realidad que esta conformada por el paquete de circunstancias y personas que se nos fueron dadas de entrada. Lo segundo es decidir que hacer con ellas, pero decidir de verdad, decidir con la mente y con el corazón lo que sabemos que nos hará bien. Eso es amarnos a nosotros mismos, procurar nuestro bienestar.

No existe mayor engaño que aquel que nos hace pensar que deseamos aquello que nos hace mal. El famoso "placer por lo prohibido" no es mas que un mito comparable con los mas bajos engaños publicitarios que se ven hoy en día. De naturaleza nadie desea lo que le hace mal. Y nadie desea lo que no conoce realmente o aquello que cree que desea.

Libertad es gratitud. Saber desprenderse de uno mismo, tener la dicha de no pensar todo el tiempo en lo que quiero para mi. Abrirnos a nuevas experiencias, no ir en contra de lo que anhelamos, pero tampoco negarle la oportunidad de seducirnos a aquello que vemos como ideal, que contiene una nobleza que nos intimida, nos hace sentir poco dignos y ahí radica el miedo de trabajar para superarnos y nos refugiamos, como consecuencia, en la excusa de que  la vida es solo una y debemos aprovecharla para comer tantas bolas de helado como nuestros bolsillos de medalaganarios nos permitan.

Cómo les hago comprender que obtenemos la plenitud de nuestra libertad cuando aprendemos a decidir lo que nos gusta. Hoy me preguntaba lo siguiente: si los pensamientos se dan en el cerebro, las conjeturas, los razonamientos... donde se dan las emociones, los sentimientos, los gozos y las tristezas? Pues tienen origen nada menos que en el mismo lugar! nuestro cerebro y nuestro corazón no están desligados... sino todo lo contrario! Obviamente que con corazón nos referimos a donde alojamos nuestras emociones y no refiriéndonos al órgano como tal.

Buscar lo que nos gusta, y tratar de convertirlo en aquello para lo cual vamos a vivir es como subirnos a una montaña rusa en la cual nuestra pasión va a variar tantas veces como nuestro estado de animo. Yo prefiero un romance mucho mas formal, con un quehacer al cual dedicarme por completo e ir adquiriendole amor, siendo mi motivo de elegirlo el hecho de que se que es lo mejor y lo más conveniente, que es lo más organizado, acorde con mi vida, principios, entorno; reconociendome muchas veces inexperta e incapaz de saber lo que realmente quiero y dejarme orientar por aquellas personas que tangiblemente hacen todo por mi.

Y a todos esos preguntones que tratan de escarbar en mi ese cuestionamiento acerca de si lo que hago realmente me gusta o lo hago por algún tipo de oblación...Gracias! porque me han estimulado a cuestionarme a mi misma con la mayor cristalidad posible, poniendo a prueba mi teoría de la voluntad por encima del querer y permitiéndome comprender que lo que hago realmente no me gusta.... me encanta! me entretiene, me fascina y lo mejor de todo, elegí que así fuera. Cuantas veces creemos que nos gusta algo hasta que lo conocemos... es mejor, a mi juicio, irnos enamorando poco a poco, en mi caso, a lo largo de mi vida, de aquello que en un primer momento no entendemos, pero que siempre nos ha dado tanto...



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas populares