No te importo...lo se. Me doy cuenta cuando hablamos pues tu mirada muestra la actuada complacencia de que me escuchas y tus gestos cuidadosamente distribuidos llenan los espacios en blanco del monólogo que hago rápidamente para no aburrirte demasiado.
Aunque para ser sinceros, tu tampoco me importas. Tu frialdad me repele y tu falta de autenticidad y egoísmo al hablar me dan el desconcierto necesario como para impedir que te quiera como puedo llegar a hacerlo.
domingo, 21 de julio de 2013
lunes, 3 de junio de 2013
Concepción Parte VIII
Pasé toda la mañana sin poder evitar pensar
en aquel sueño. Pudo haber sido producto de mi deseo más profundo y reprimido,
pero insistí en odiarme, como si sintiera celos y ganas de protegerla de mi
mismo.
Al medio día y Ade y yo fuimos a comprar los
ingredientes para un plato cuya preparación habíamos estado postergando durante
días. Estar tan seguido juntos se había convertido para mí en una costumbre que
me rehusaba a abandonar. Era como dejarse llevar por suaves olas que hacían que
el tiempo no se sintiera y que fuese indiferente a todo lo demás.
Ya en la cocina seguía la fluida conversación en
tanto nos disponíamos a trabajar. Mientras se inclinaba para encender la
hornilla, me asaltó el recuerdo de aquel sueño y voltee la cabeza para no verme
tentado a reparar en su silueta.
-Estas muy raro hoy…- me dijo entre burla y
seriedad al llamarme por mi nombre dos veces y ver cómo me distraía observando
la puerta.
Me dio
la espalda mientras abría algunas bolsas. La suave luz natural que entraba por
la ventana hacia que su cabello luciera un brillo diferente y tierno. La tela
de su ropa solo caía sobre su piel, enmarcando su pequeño porte. Me deje llevar
por un extraño modo automático en el que se puso mi cerebro, acercándome
involuntariamente unos pasos hasta quedar muy cerca, tanto que podía oler su
aroma. Una vez en esa situación no pude dar marcha atrás y puse mis manos sobre
las suyas, entrelazando mis dedos con los suyos, llegando más lejos de lo que
había pensado que llegaría tan pronto.
Algo saltó
en mi pecho con brusquedad al sentir que se ponía muy cerca detrás de mí y no
encontraba la manera de convencerme de que realmente estaba haciendo eso.
Durante los primeros segundos lo interprete como algún juego pero no me estaba
percatando de que había cierto modo de caricia, y de que sus manos se posaron
sobre las mías dejándome atrapada entre él y la mesa.
Volteo
mi rostro sobresaltada, quedando este frente al suyo. De inmediato mi cerebro
me indico que algo se estaba saliendo de lo normal. Con toda velocidad, le dio
la orden a mi cuello de girar para evitar que sus labios cayeran sobre los
míos. Fue entonces cuando me di cuenta de que había intentado besarme. Tras
estampar el beso en mi mejilla, prosiguió a besar mi cabeza. Tras notar que permanecí
inmóvil se aparto despacio.
En ese
momento ya no tenía idea de cómo reaccionar. Sentía el calor en mis mejillas
tanto así que hasta mis ojos se sentían pesados. No pude mirarlo a los ojos.
-Perdón...-
Balbuceó
Mirando
aun al suelo reuní el valor suficiente para mirarlo a los ojos y encontrarme
con una mirada triste y profunda, aterradora y sorprendentemente enamorada.
Algo pateó mi corazón y solo pude decir unas pocas palabras, mientras negaba
con la cabeza.
-…ha
sido demasiado perfecto hasta ahora… por favor no lo arruines.
Esas palabras simples me desgarraron y
continuaron repitiéndose en mi cabeza durante días. Al parecer no solo lo arruiné…es
demasiado incómodo ahora… en el instante en el que decidí que no había vuelta atrás
no era realmente consciente de que no hay vuelta atrás. Era uno de esos
momentos en los que deseaba profundamente que asi fuera aunque tenía por
otro lado la pequeña convicción de que no me arrepentía de haberme lanzado aun
no fuera la reacción esperada.
Dentro de toda mi especulación lo cierto era
que ella no abandonó un instante mi cabeza en los días posteriores.
Y yo no me daba permiso de tomar una decisión.
No fue sino hasta que un día decidió
terminar con mi intriga. Salía para el trabajo temprano y me la encontré agitada
en la acera… había llegado a toda velocidad buscándome; jadeaba.
-Ade! – dije asombrado
-Ahorrémonos toda disculpa, saltemos toda esa
parte, no puedo estar con esta indiferencia…tengo que contarte algo… que falta
me hacías!- ah, Ade y sus sustos…me va a matar del corazón con tanto suspenso…ya
me soltaba, ya me volvía a recoger. Una mezcla de alivio y decepción me inundo
por completo. Alivio por volver a tenerla cerca…decepción porque no quería que
obviara lo que yo sentía… porque el servirle únicamente de confidente me unía a
ella de una manera que no me gustaba pues me separaba de ella de la manera en
que yo quería estar cerca.
-Eres el único de quien no me importa que
piense que estoy loca. ¡Todo encaja y desencaja a la vez!…
¿recuerdas la foto? –No puede ser, pensé,
no Damián de nuevo-
-Ah, la de él con su padre… no me permites
olvidarla- dije con ironía.
-Es aterrador y no lo vas a creer… pero el
padre de Damián era idéntico al carcelero que me ayudo a visitarlo en concepción...
tuve un sueño anoche… los rostros son exactamente iguales, no hay duda.
No pude evitar el asombro. Me atrevería en
medio de mi disgusto y en otras circunstancias a decirle que se estaba
obsesionando, pero la conocía lo suficiente como para saber que de ser un
simple arrebato de desenfreno no habría acudido a mí con tanto apremio. Me contó
con más detalle. No pudo evitar mostrar cierto temor al confesarme que también notaba
un intenso parecido entre el carcelero y el señor J.P. Todo resultaba muy extraño.
Trabajaba
en un artículo para el diario, con el ambiente desordenado de una tarde en
casa. Tirada a un lado estaba la foto la cual contemple una vez más, pensativa.
Ese rostro que había visto con ánima perteneciente a alguien literalmente
difunto. Trataba de convencerme de que, por lo menos en el caso del carcelero
eran ilusiones mías puesto que Damián hubiese notado el parecido, de no ser por
alguna clase de agujero negro en su mente quizás por los trastornos padecidos
en prisión. De cualquier manera el tuvo hasta hace poco la fotografía en su
poder, descartando así la posibilidad de esta teoría.
La había
ya observado tanto que incluso la camioneta que se encontraba detrás de ellos
me era fácilmente reconocible. Me dirigí al trabajo al día siguiente en
transporte, para entregar el artículo. Tras un par de horas en la oficina me vi
obligada a salir a la calle una vez más. Otra más.
Una
camioneta idéntica a la de la fotografía se encontraba estacionada a pocos
tramos de distancia del solitario estacionamiento, al otro lado de la calle. De
ella lo vi bajar. Caminaba serio como siempre, sin embargo en esta ocasión no
pareció verse inmutado por mi presencia; de cualquier modo se me acerco.
-Damián,
no te puedes imaginar de lo que me he dado cuenta…!- comencé, con miras a
explicarle los pormenores de mi reciente hallazgo. No pude continuar. Tres
hombres mas bajaron de la camioneta y en menos de lo que pude analizar, ya se
encontraban sobre mí, uno de ellos detrás apretando con fuerza dolorosa mis
muñecas. Intentaron empujarme con violencia dentro de la camioneta. Sin tiempo
siquiera de decidir si creer o no que él estuviera involucrado y sin ninguna
idea de lo que estaba pasando no hice más que resistirme, siendo vanas mis
fuerzas en comparación con las de los tres animales que me sujetaban sin que
pudiese distinguir qué mano era de quien.
Damián
conducía. No pude identificar una sola expresión en sus ojos. Me faltaba el
aliento. Sentí como si la sangre escapara de mi cerebro al resto de mi cuerpo
al ver que nos alejábamos del edificio de la oficina. Me estremecí más que del temor, de la rabia y
la impotencia. En ese momento, el pánico era tan solo el acompañamiento del
plato principal cuyo sabor era la traición.
Una casa
de una planta, con la fachada que dejaba suponer que una vez estuvo pintada de
blanco, me daba la bienvenida, tratándose de una dirección que luché por
memorizar en el camino, teniendo en contra la velocidad a la que íbamos y el
lugar del vehículo que yo ocupaba en medio de aquellos individuos, quienes no
dejaron de lanzarme comentarios que preferí bloquear, aun sin saber que pensar
ya.
El lugar
era asqueroso. Dos catres, una lata y las paredes me hacían añorar estar en una
de las celdas de Concepción. Permanecí de pie. Uno de ellos se dejo caer
pesadamente en el catre mientras el otro se quitaba la camisa. Ahora si estaba
asustada. Damián no me miro ni por un segundo. Pero no les quitaba la vista de
encima.
martes, 7 de mayo de 2013
Ajillo o Campana
A lo largo de las aceras de la avenida Bolívar se encuentran esparcidas unas flores suaves, de color purpura pálido, cubriendo el camino desde el colegio hasta la casa Bermudez, que se encuentra justo al frente, distando bastante lo que era en mi niñez, de la foto de mas abajo.
En ese entonces era azul. Lo mas parecido a una casa de cuentos que conocía. La verja pintada de blanco dividía de la acera poblada de ajillos el tupido jardín, lleno de frágiles y a veces resecas plantas, enredaderas, llegando estas a invadir una segunda verja que dividía el jardín del amplio pórtico. Estas daban unos frutos verdes y pequeños que se pegaban con facilidad en la piel.
Te daba la bienvenida una sala con puertas a ambos lados. En ese entonces no recuerdo con exactitud los muebles que habían, pero si que el suelo de toda la casa era rustico; avanzando hasta una estancia donde se encontraba el comedor, retratos, las puertas a las habitaciones en las cuales había mas de una imagen religiosa; recuerdo las camas con barrotes blancos, el encendedor de un único bombillo sobre la misma y el cable que los unía colgando sobre la cama. Recuerdo las enormes ventanas de puertas blancas que daban al lateral del patio.
Otras habitaciones mas agradables y frescas eran ocupadas por una tía y su bebe que hoy en día tendrá unos 16 años.
También estaba terraza y la cocina. Lugar de juegos y de historias. Recuerdo incluso su olor. Recuerdo el sabor del agua con azúcar en el vaso rosado plástico y como me entretenía mientras bebía al ver los dos círculos que se formaban por la sombra del mismo a la luz de un candelero. Recuerdo las muñequitas plásticas diminutas con los brazos encorvados cuyo único accesorio era un pañal de tela y en raras ocasiones hasta un pequeño biberón. Como olvidar el temido pasillo que conducía al baño, entrando por la cocina, del cual contaban historias, pues era oscuro, largo y con un cuartito lateral en el que había una nevera y mas cosas; y cuando por fin llegabas al baño, incomodo, oscuro, amplio y con una sola luz proveniente de una muy alta y angosta ventana... lo único que deseaba era salir de allí lo antes posible.
Recuerdo el patio al cual se accedía bajando una incomoda escalera y al fondo del mismo unos cerezos de frutos amargos.
En el recorrido del colegio a la casona, le llevaba un puñado de estas flores que hace poco supe que son llamadas "campana" o "ajillo", a una anciana cuya piel suave, blanca y arrugada se me hacia idéntica al cáliz de estas. Recuerdo como jugaba con los "pellejos" que le colgaban de los brazos y del cuello. La recuerdo siempre en su silla de ruedas y su voz quebrada; pero lo que mas recuerdo eran sus ojos azules como de gato; negros, muy negros en la pupila y en el iris tan azules que casi se difuminaban con lo blanco. Y en mi razonamiento infantil recuerdo verme en la disyuntiva de por qué si las había encontrado en la calle esta señora me decía agradecida que eran flores muy caras. Hoy en día lo comprendo.

martes, 30 de abril de 2013
hoy sentí la presencia de Dios
mientras caminaba
pude sentir como Jesús marchaba a mi lado
como tomaba mi mano
un regocijo en toda mi piel me hizo saber que me abrazaba
y pude olvidar todos mis miedos
por largos momentos
cada cosa a mi alrededor me hablaba de El
o El me hablaba a través de cada cosa a mi alrededor
y abrace la vida
y ame
y fui feliz
como lo que es realmente ser feliz
paz a pesar de
y por encima de
todo problema y situación
todo lo anterior sonara a cliché
pero El me acompaña
te acompaña
me hizo saber
que aquello que busco y no se lo que es
pues no me siento conforme con nada
nada me llena
es El a quien busco
mientras caminaba
pude sentir como Jesús marchaba a mi lado
como tomaba mi mano
un regocijo en toda mi piel me hizo saber que me abrazaba
y pude olvidar todos mis miedos
por largos momentos
cada cosa a mi alrededor me hablaba de El
o El me hablaba a través de cada cosa a mi alrededor
y abrace la vida
y ame
y fui feliz
como lo que es realmente ser feliz
paz a pesar de
y por encima de
todo problema y situación
todo lo anterior sonara a cliché
pero El me acompaña
te acompaña
me hizo saber
que aquello que busco y no se lo que es
pues no me siento conforme con nada
nada me llena
es El a quien busco
martes, 23 de abril de 2013
Concepción VII
Sostuve
en mis manos el diario, a su lado, bajo nuestra sombra acostumbrada, cayendo
poco a poco en cuenta a medida que iba leyendo el artículo escrito por el,
narrando de una manera literaria, como yo había conocido a Damián, contando la versión
que sustentaba su inocencia, describiendo la manera en la que el hacia los
informes y devoraba libros, aclarando al final que se trataba de un caso de la
cárcel de Concepción. Junto al artículo, en una columna a la derecha, ponía
algo escrito por Damián… era su interpretación del libro “La vida es Sueño” con
el encabezado “Soñé haber despertado” haciendo referencia de una forma
brillante a la obra, relacionándola incluso a todo lo que había sucedido
después de conocerme.
Ella miraba el diario sin que su expresión me
proporcionara el mas mínimo dato acerca de lo que en ese momento cruzaba por su
mente, con relación a eso que yo sabía que tanto le importaba. Le explique que
varias personas tras haber visto el artículo se habían manifestado a favor de
que el caso llegara a un desenlace justo y, llamando así la atención de las
autoridades, volvieron a evaluar el caso llegando a la conclusión de que no
presentaba los cargos por los que había sido apresado. Luego le dije lo mucho
que lamentaba no habérselo contado antes de que se hubiese llevado la sorpresa
de la noche anterior.
Ella volvió a leer la columna… dejando que se
le escapara una sonrisa, dejándome saber de que era mientras leía la
parte que hablaba de ella haciéndome consciente de que no me arrepentía en lo
mas mínimo de haberlo ayudado a salir. Es lo que ella quería. Es lo que el
merecía.
-Aun me siento algo confundida- fueron sus
palabras después de un rato de haberme escuchado.
-y que piensas hacer ahora que sabes que es
libre- dije temiendo un poco la respuesta. En el fondo, imaginar que lo buscara
despertaba el ser egoísta tan dormido en mi, el cual prefería que ella
estuviera lejos a que dejara de mantenerse cerca de mí, compartiendo todo lo
que ambos amábamos -aunque fuese para obtener mi ayuda, con lo cual me
conformaba-; solo por abrir las puertas a esa misteriosa relación con el ex
convicto.
-en primera instancia… diría que ya todo lo
que pude haber hecho por el ya lo hice…-dijo pronunciando sus palabras como si
las leyera de algún lado- se veía anoche como lo que es ahora…un hombre libre.
Tras haber permanecido en silencio breves
momentos más, llego a desahogarse poco a poco, llegando a catarsis, cosa que
supe cuando me dijo que era probable que únicamente ella tuviera influencia
alguna sobre él cuando estaba preso. Que podía ser posible que hubiese sido
dejada atrás junto con los muros de la prisión.
-No supongas nada, Ade. –fue lo único que me permití
decirle al respecto. Se mostraba en paz. Difícil me había sido hasta ese
momento prodigarle alguna muestra de cariño, debido a la relación tan casi
exclusivamente intelectual que habíamos tenido; sin embargo la necesidad de
convencerme a mí mismo de que realmente se encontraba a mi lado, sumada a la
tranquilidad que secretamente me producían sus conclusiones, puse mi mano sobre
su hombro y estampe un beso en su cabeza. Atento a la más milimétrica de sus
reacciones, no pude apreciar ninguna alteración de la normalidad; simplemente
en una fracción de segundos tomo mas aire de lo normal, haciendo que mi mente
quisiera engañarse a sí misma disfrazándolo de un suspiro.
Los días posteriores fueron tranquilos,
mencionando poco menos de lo necesario, lo ocurrido. Le manifesté mi intención
de conseguirle trabajo en el diario, seguro de que tendría éxito. De alguna
manera ella priorizaba mi compañía y eso me gustaba. De cualquier modo, no
dejaba de sentir que todavía le quedaban dentro ciertos restos de
aquello que callaba y que yo no indagaba.
Pasa el
tiempo. Puedo decir que todo esta saliendo bien. Todo ha salido bien y estoy
contenta. Pronto iniciare un nuevo trabajo, agradecida de no tener que regresar
a la academia a dar clases, lejos. Ah… la academia. A veces me asalta el
recuerdo del rostro trigueño del Señor J.P…. y lo relaciono con algo tan
familiar.
Salgo
casi todos los días con él. Nuestra relación se ha estrechado de tal manera que
de ser vista desde afuera parecería que somos pareja. Entiendo que lo que
tenemos es demasiado hermoso como para convertirlo en otra cosa que no fuera
amistad de la mejor que hay. Me han comentado incluso, casi con indiscreción,
que él se preocupa bastante, que sería excelente para mí.
Y Damián.
De a poco me he acostumbrado a la idea de que el lapso de tiempo en el que
ocupaba un lugar en mi vida se ha ido extinguiendo, dando inicio de manera
subrayada desde el momento en que lo vi con aquella chica.
Desdicha
la nuestra, la de los que soñamos antes de que las cosas sucedan siquiera. De
los que tenemos un mundo interior tan grande que nos hace envolvernos en
nuestras propias historias haciéndonos confundirla con la realidad llegando a
engañar incluso a mi corazón. Quizá de alguna manera me haga bien comenzar a
crearme historias en torno a mi amigo… después de todo, el ha hecho tanto por mí.
Le importo… y a Damián… bueno. ? Que esperaba? Es un alma salvaje. Su corazón
seguramente dio riendas a una alternativa libertad mientras escribía sus
ensayos. Uno no puede esperar que el rio frene su cauce; ¿quien ha de pretender
que el viento se siente sobre una piedra a contemplar una margarita? ; Nadie
puede esperar que un tigre persiga una mariposa o que un ser criminal permanezca
fiel a una caricia de papel.
Un día
me dicen en el nuevo trabajo que tenía que entregar unos papeles al diario, los
cuales no tenía conmigo. Fui a buscarlos a la oficina del programa y mi
superior, tras saludarme afablemente, me dijo que esos papeles se encontraban
en las oficinas de concepción.
-Ciertamente…
-recordé. Le di las gracias y me dispuse a ir a buscarlos, preparando un
amortiguador interior para el recuerdo. Tras llegar y ver la enorme entrada,
uno de los guardias me acompañó a la oficina. Me hicieron esperar unos
momentos. Luego me hicieron pasar y me los entregaron. Cuando me iba, veo de
lejos al oficial que en aquellas ocasiones me había permitido el acceso a Damián.
Esa sensación. Ese ver un rostro que me presumía tener más historias de las que
en realidad vagamente tenía. Me pregunte que me estaba pasando, pero llegue a
la conclusión de que simplemente quien escribe va de a poco fusionando
historias que les adjudico a un rostro con la realidad distante a aquella
persona.
Entre tales
pensamientos, un impulso hizo que uno de mis latidos me golpeara por dentro y
me volví a preguntar por Caimbra. Me dijeron que le habían dado una
indemnización y que se encontraba trabajando y reintegrándose a la sociedad. Sentí
una réplica de las veces que había sentido el oxigeno tal cual alimentando mis
pulmones. Un agradable y cálido bálsamo hizo que mi rebelde corazón
permaneciera tranquilo.
Una vez
en casa, levante el teléfono para ver donde comeríamos aquel día. La
contestadora. Qué extraño. Comienzo de lejos a escuchar el sonido de una armónica.
Al principio me pareció haberlo estado imaginando. Pero tras unos momentos más
me fui dando cuenta de que era real y se intensificaba a medida que me acercaba
a la puerta. Me asome por la ventana.
Caimbra
estaba allí, recostado de la verja de entrada, sosteniendo el instrumento ante
sus labios. Mi primera e involuntaria reacción fue cubrir mi boca con una mano.
Me quede inmóvil unos instantes y volví a mirar. Continuó tocando y al notarme
se detuvo y bajó la armónica para quedarse sereno.
Tomé
aire y crucé la puerta. Avancé unos pasos. Pocas o casi ninguna vez había
podido verlo ante mí de pie, en toda su altura, tras haberse erguido al ver que
salí. Tenía mejor aspecto. Su rostro se veía limpio; no llevaba el arete pero
sus cruces me recordaron que se trataba del mismo de la primera vez. Me miraba
sin expresión. Le dije que pasara y posteriormente nos encontrábamos dentro,
intercambiando pocas palabras; él me siguió hasta la cocina. Algo me impedía
acercarme mucho, siquiera tocarlo.
-¿tienes
hambre?
Me
dispuse a preparar la comida. El no mencionaba nada relevante pero sus ojos no
dejaban de seguir cada uno de mis movimientos. Comimos aún en silencio.
Silencio que me llenaba de tal manera que no deseaba más nada. Simplemente
saberlo cerca, saberlo libre, saberlo feliz. Simplemente había tanto que decir
que las palabras no sabían cómo abrirse paso.
Momentos
después de silencios interrumpidos por comentarios acerca de los nuevos
trabajos de ambos, en los que hablaba tranquilo, mirando la mesa… me quede
mirando su rostro. Se sentía diferente que estuviese aquí. El sintió de alguna
manera mi mirada y clavó sus ojos en los míos, petrificando así mis
movimientos.
-Gracias-
dijo calmado, luchando porque aquella pequeña sonrisa no se le escapara.- por
todo.
Una vez
se hubo marchado, me desplomé en la cama, con la mirada perdida; en un estado
de no saber qué sentir, ni qué pensar; pero muy consciente de lo que quería
sentir y pensar. En ese momento recuerdo la foto y cómo Damián había escrito en
su carta que vendría por ella. Pudo haberlo olvidado.
Era un domingo por la tarde y tomábamos sol en
el patio mientras leíamos a Rubén Darío. Amo la pureza de nuestra relación. Ella
leía para ambos el cuento parisiense de La Ninfa.
“La cadera a flor de espuma parecía a veces
como dorada por la luz opaca que alcanzaba a llegar por las brechas de las
hojas. ¡Ah!, yo vi lirios, rosas, nieve, oro; vi un ideal con vida y forma y oí,
entre el burbujeo sonoro de la linfa herida, como una risa burlesca y armoniosa
que me encendía la sangre.
De pronto huyo la visión, surgió la ninfa del
estanque, semejante a Citerea en su onda, y recogiendo sus cabellos, que
goteaban brillantes…”
- …el delirio de los poetas- dije- que sin
malicia alguna contemplan absortos la rosada carne de las ninfas.-
En ese instante ambos compartimos nuestro
silencio. Solo la escuchaba respirar y ella a mí.
De un momento a otro ella decide entrar y la
sigo. Como si todo pasara de manera irreal, y dejándome sin palabras, ella me
retira los anteojos sin avisar, y me quedo viendo puras sombras. Veo de manera
borrosa su silueta y como se mueve cruzando la sala. Avanzo pocos pasos sin
saber si reírme o asustarme. Decidí
hacer lo segundo al darme cuenta de que se despojaba de su vestido.
domingo, 7 de abril de 2013
Bestia
Paseaba su mirada por todo alrededor, acariciando con sus ojos de bestia cada rincón, con todos los sentidos en tal alerta que me parecía que era capaz de escuchar el latir de mi corazón que palpitaba con enorme y dolorosa intensidad esforzándose por hacerlo en silencio para no ser escuchado y me daba la impresión de que en cualquier momento iba a saltar fuera de mi pecho.
Sus ojos feroces detuvieron de repente su recorrido fantasmal y se sembraron sobre mi, clavando mis pies al suelo con su mirada aterradora, socavando un profundo y doloroso hueco en mi estómago. No podría describir el frío que en aquel momento se apoderó de cada una de mis extremidades, acompañado de un caluroso hormigueo que acalambraba mi pecho.
Sus ojos feroces detuvieron de repente su recorrido fantasmal y se sembraron sobre mi, clavando mis pies al suelo con su mirada aterradora, socavando un profundo y doloroso hueco en mi estómago. No podría describir el frío que en aquel momento se apoderó de cada una de mis extremidades, acompañado de un caluroso hormigueo que acalambraba mi pecho.
Su respiración, que hasta ese momento había sido constante y sofocada, se hizo de pronto silenciosa y aguda. Era como si toda la ira del mundo se concentrara sobre mí en esa mirada, que me acusaba despiadadamente de existir y quería con todas sus fuerzas que dejara de hacerlo. Al saberlo, y dentro de todo aquel pánico que me inyectaba tanto odio en ese momento, una pizca de satisfacción salía a contrastar fruto de saber que al desquiciarlo, yo tenia cierto poder sobre el; al igual que saber que aun no me había matado.
Aun con mis pies clavados al suelo como estaban, sentí que una fuerza me sujetaba y no me permitia desplomarme. Espere en completa pausa su próximo movimiento, preparada para lo que viniera. Sus ojos continuaban allí, con su mismo odio implacable que manifestaba la profunda desesperación que le provocaba que mi corazón siguiera latiendo y a pesar de todo eso, no deje de mirarlo, con la misma fiereza amenazante, rentándolo con todo mi ser a que procediera al siguiente paso.
Y el oxigeno se abrió paso a través de mis pulmones ferozmente. Y como si un escudo protector se acrecentara en torno a mí, la ferocidad de sus ojos se transformo en inercia.
Se esfumo.
sábado, 6 de abril de 2013
Concepción, parte VI
Mi corazón decía "presente" y amenazaba con salirse de mi pecho al palpitar con violencia de una manera casi dolorosa. Miedo.
El numero gastado y oxidado de la angosta puerta me daba la bienvenida a una estancia de paredes desgastadas y hediondas de lo que supuse que era la celda de castigo. Trague en seco. No quería que mi respiración se escuchara. No quería que nadie notara que estaba allí.
Me asome despacio temiendo aun mas que ser vista, temiendo lo que podía llegar a ver. Su torso estaba desnudo, mostrando las evidentes marcas de que había sido apaleado. Sus manos estaban esposadas en su espalda. Forcejeaba con brusquedad. Alguien lo sujetaba mientras le eran propinados fuertes puñetazos en el estomago, golpes que se hacían sentir en mi propio estomago. Gotas gruesas de sangre comenzaban a caer de sus labios. Posteriormente, tuve que ver como comenzaron a aplicarle descargas eléctricas.
Sintiéndome incapaz de continuar espectando, me aleje tapando mis oídos y di unos pasos. Recorría el pasillo sin sentir siquiera mis pies tocar el piso. La cabeza me daba vueltas y sentí como si mi estomago se quisiera salir a través de mi boca, haciéndome vomitar mientras apoyaba una de mis manos en la pared maloliente.
Podía sentir como las nauseas y el vértigo se convertían casi en dolor. Tanto así que me hicieron abrir los ojos y despertar de aquella pesadilla. Algo en mi se preguntaba que había sido de Damian en los últimos dos meses.
Ya por fin, hoy regresaría. Había esperado este día para lograr acudir personalmente y hacer todo lo necesario para entregar el formulario, lo cual me hacia sentir ansiosa por llegar; tras haber llegado las vacaciones del año escolar que me permitieran regresar.
. . . . .
El me esperaba para recogerme en la parada. El día húmedo y frió explicaba su chaqueta de cuero. Sus anteojos empastados me hicieron reconocerlo de inmediato. Tan pronto chocaron nuestras miradas, sonrisas escapistas en los rostros de ambos hicieron aparición, conectando inmediatamente nuestros pensamientos. Tan pronto estuvimos a una distancia suficiente, mi amigo se abalanzo inclinándose para darme un abrazo correspondido por mi. Fue como un alivio tenerlo cerca.
Me llevo a mi casa, poniéndonos al tanto de todo, excepto de Caimbra; era tanta la aprehensión que sentía con respecto al tema que no encontraba la manera en la que podía iniciarlo. Me pregunto de mi trabajo, me detallo todos los pormenores que habían acontecido en mi ausencia en cuanto al diario, a los eventos literarios, nuevos libros leídos... todo excepto el programa de lectura.
Dicen casi con una frecuencia negligente, que los opuestos se atraen. Adela y Damian son polos totalmente opuestos: la suavidad de una sensible delicadeza contra la fuerza de una fría tosquedad.
pero… ?y los iguales? Ella y yo somos dos seres con el mismo sabor. Y aun así es igual de armoniosa y complementaria nuestra fusión. Ya nos encontramos, ya sabemos de que hablar. Es como si hubiese un fluido libreto previamente escrito en nuestro inconsciente. Ella da las respuestas que espero escuchar y sabe que haré las preguntas que suelo hacer…todo en perfecto orden, restándole así, para mi, mas sentido al decir que dos contrarios han de tener mayor prioridad para estar juntos que dos iguales.
Desde que ella regreso todo se me muestra de un tono diferente. Tanto diferente a como cuando no estaba que a como cuando estaba previo a su partida. Algo me hace de alguna manera no verla igual…
Sabia que tan pronto llegara me preguntaría por Damian… Yo consciente de lo que había sucedido, sin saber muy bien por que, evadí el tema varias veces…. Y en cierta manera me arrepiento.
Verla mal por lo que vio...
El y yo acabábamos de salir de un ruidoso evento cargado de poesía, declamaciones y jazz, al día siguiente de mi llegada. Estábamos en el vehículo de regreso. Decidí no pensarlo mas e indagarlo sobre Damian. Introduje el tema de la siguiente manera:
-Mañana visitare Concepción Como te había mencionado, me parece que esta vez ya podremos lograr lo que nos propusimos y por lo que hemos venido trabajando desde hace tiempo... Según investigue, solo esperaban el formulario puesto que el Sr. J.P. había producido la llamada asegurando que Caimbra había completado el programa. \
Guardo silencio.
-Hay algo que sepas que yo no?... desde que llegue has actuado como si Damian jamas hubiese existido... dime que ha pasado!- dije subiendo gradualmente el tono de voz.
Era la primera vez que no sentía esa coneccion con mi amigo. Por unos instantes me pareció que me encontraba junto a un extraño... y mas aun cuando detuvo el carro frente a uno de los bares.
-Necesito ir a un baño - dijo con una tranquilidad desesperante y se bajo, dejándome boquiabierta. Era lo ultimo que esperaría de el,... que le sucedía?
Decidi bajar e ir tras el... como podía ser tan cobarde.
El lugar estaba plagado de personas. Era amplio y había mucho ruido. Camine a la velocidad que mis zapatos altos me permitieron, odiándolos en ese momento por no permitirme caminar tan rápido como El. En un momento tropecé Torpe, con estos zapatos. Alguien me sujeto por el brazo para evitar que me cayera. Avergonzada le dije 'Gracias', evitando mirar a la persona que me había ayudado. Perdí de vista a mi amigo, y permanecí unos minutos buscándolo con la mirada. En una esquina cercana a la salida se aglomeraba un grupo animado y de aspecto callejero. Decidí esperar en el vehículo... de todos modos no se libraría de mi.
Como si mis ojos quisieran jugarme una mala pasada, me pareció haber visto a Damian entre el grupo mas cercano a la puerta. Me distraje una vez mas mientras pasaban personas por delante mio, y al terminar estas de pasar confirme lo que me había parecido producto de mi imaginación.
Caimbra estaba sentado con las piernas separadas, vestido con una camisa con las mangas hasta los codos, haciéndome llenarme de incredulidad y preguntarme una y otra vez si se trataba del mismo desgarbado y reventado muchacho que conocí a través del cristal.
No había espacio para la duda.
Al regresar del baño, puso su mano en mi espalda para indicarme que saliéramos. Al verme inmóvil dirigió la mirada hacia donde se enfocaba la mía. Los muchachos bailaban y hacían tonterías una de las chicas halaba a Damian para que se pusiera de pie. Al este no hacerlo, se sienta en su regazo.
Silencio al subir al carro. Todo un conglomerado de pensamientos acudían a mi mente luchando cada uno por ser analizado.
Tras un par de minutos finalmente dije.
-Ahora me vas a decir por que no te habías tomado la molestia de dejarme saber que Damian esta libre.
-Eso no te lo puedo decir. Pero si me lo permites, te haré saber todo lo que sucedió.
Verla mal por lo que vio...
El y yo acabábamos de salir de un ruidoso evento cargado de poesía, declamaciones y jazz, al día siguiente de mi llegada. Estábamos en el vehículo de regreso. Decidí no pensarlo mas e indagarlo sobre Damian. Introduje el tema de la siguiente manera:
-Mañana visitare Concepción Como te había mencionado, me parece que esta vez ya podremos lograr lo que nos propusimos y por lo que hemos venido trabajando desde hace tiempo... Según investigue, solo esperaban el formulario puesto que el Sr. J.P. había producido la llamada asegurando que Caimbra había completado el programa. \
Guardo silencio.
-Hay algo que sepas que yo no?... desde que llegue has actuado como si Damian jamas hubiese existido... dime que ha pasado!- dije subiendo gradualmente el tono de voz.
Era la primera vez que no sentía esa coneccion con mi amigo. Por unos instantes me pareció que me encontraba junto a un extraño... y mas aun cuando detuvo el carro frente a uno de los bares.
-Necesito ir a un baño - dijo con una tranquilidad desesperante y se bajo, dejándome boquiabierta. Era lo ultimo que esperaría de el,... que le sucedía?
Decidi bajar e ir tras el... como podía ser tan cobarde.
El lugar estaba plagado de personas. Era amplio y había mucho ruido. Camine a la velocidad que mis zapatos altos me permitieron, odiándolos en ese momento por no permitirme caminar tan rápido como El. En un momento tropecé Torpe, con estos zapatos. Alguien me sujeto por el brazo para evitar que me cayera. Avergonzada le dije 'Gracias', evitando mirar a la persona que me había ayudado. Perdí de vista a mi amigo, y permanecí unos minutos buscándolo con la mirada. En una esquina cercana a la salida se aglomeraba un grupo animado y de aspecto callejero. Decidí esperar en el vehículo... de todos modos no se libraría de mi.
Como si mis ojos quisieran jugarme una mala pasada, me pareció haber visto a Damian entre el grupo mas cercano a la puerta. Me distraje una vez mas mientras pasaban personas por delante mio, y al terminar estas de pasar confirme lo que me había parecido producto de mi imaginación.
Caimbra estaba sentado con las piernas separadas, vestido con una camisa con las mangas hasta los codos, haciéndome llenarme de incredulidad y preguntarme una y otra vez si se trataba del mismo desgarbado y reventado muchacho que conocí a través del cristal.
No había espacio para la duda.
Al regresar del baño, puso su mano en mi espalda para indicarme que saliéramos. Al verme inmóvil dirigió la mirada hacia donde se enfocaba la mía. Los muchachos bailaban y hacían tonterías una de las chicas halaba a Damian para que se pusiera de pie. Al este no hacerlo, se sienta en su regazo.
Silencio al subir al carro. Todo un conglomerado de pensamientos acudían a mi mente luchando cada uno por ser analizado.
Tras un par de minutos finalmente dije.
-Ahora me vas a decir por que no te habías tomado la molestia de dejarme saber que Damian esta libre.
-Eso no te lo puedo decir. Pero si me lo permites, te haré saber todo lo que sucedió.
miércoles, 3 de abril de 2013
Concepción, parte V
"Srta. Adela
Por fin tuve noticias suyas. Las primeras semanas luego de haber perdido el contacto, fueron tediosas, extensas, llenas de tension y ansiedad. De a poco olvidaba hasta su cara. Algo en mi gritaba...'suelta toda idea que no sea que estas en el fondo, y de ahi no vas a salir'. Empece a tener mas problemas de lo normal con los demas reos, poniendome gradualmente mas agresivo de lo normal pero creo que se debia a que algo en mi reclamaba, algo en mi quedaba sin terminar de convencerse de que ud. se habia olvidado por completo de mi caso. Y me hice mas conciente de mi realidad. Volvi a sentir el frio de los muros, el hedor de los orinales, la hostilidad. De a poco me involucre con mayor frecuencia en peleas y rinas. Fui castigado varias veces.
En medio de todo esto, se me hacia casi imposible concentrarme en la lectura. Sin embargo continuaba con los informes con el mismo afán intentando con ellos llegar a arrancarle aunque sea una respuesta. En ellos terminaba siempre desviándome del tema principal por no haber prestado la suficiente atención al texto. Necesitaba saber lo que había pasado pues transcurría el tiempo alocadamente y cada vez se hacia mas tedioso preguntarme que había sucedido, a que conclusión llegaría todo esto.
Hasta que llego su amigo. Fue una sorpresa pues el tiempo que habia pasado me habia parecido muy largo.
-Fue transferida a otra ciudad...pensamos que es porque su superior encontraba algo sospechoso en el avance que habías tenido con el programa y querían evitar inconvenientes con la ley...eso es lo que pensamos, pero créame, ella no lo ha olvidado. Ni por un segundo.
Me explico todo lo que había pasado. Me dijo que aun trabajaba junto a su amigo abogado para estudiar las posibilidades de liberarme por lo menos de manera condicional. Supuse que para hacerle esa promesa a alguien que esta aprisionado debe ser porque realmente hay una posibilidad, de lo contrario, no la habría hecho... Pedí a su amigo que regresara cuanto antes para hacerle llegar esto. Espero no tarde.
La verdad...fue bueno saber de ud. Quise enviarle lo unico que me queda de mi papa, para hacerle saber que yo de aqui voy a salir. Me rete a mi mismo a recuperarlo. Iré en su búsqueda para con mis propias manos y en persona retirarlo únicamente de las suyas.
Damian"
-Fue transferida a otra ciudad...pensamos que es porque su superior encontraba algo sospechoso en el avance que habías tenido con el programa y querían evitar inconvenientes con la ley...eso es lo que pensamos, pero créame, ella no lo ha olvidado. Ni por un segundo.
Me explico todo lo que había pasado. Me dijo que aun trabajaba junto a su amigo abogado para estudiar las posibilidades de liberarme por lo menos de manera condicional. Supuse que para hacerle esa promesa a alguien que esta aprisionado debe ser porque realmente hay una posibilidad, de lo contrario, no la habría hecho... Pedí a su amigo que regresara cuanto antes para hacerle llegar esto. Espero no tarde.
La verdad...fue bueno saber de ud. Quise enviarle lo unico que me queda de mi papa, para hacerle saber que yo de aqui voy a salir. Me rete a mi mismo a recuperarlo. Iré en su búsqueda para con mis propias manos y en persona retirarlo únicamente de las suyas.
Damian"
Era todo un regalo poder tener noticias de el...Y mas aun: esa carta me daba la sensación de tener conmigo un pedazo de Damian, abriendo la posibilidad de un futuro encuentro.
Una vez terminadas las clases de aquel martes, me presentaron en el salón de profesores al señor J.P., (Solo Dios sabe como y por que se encontraba en la academia aquel dia ) director de ciertos programas académicos y que por obra de algo a lo que algunos llaman "destino" tenia lo que podría ser la solución definitiva a la injusta condena de Damian.
El había sido uno de los colaboradores cuando daba inicio el programa de lectura en los primeros lugares en los que fue instaurado y había llevado el programa a Concepción. Fue como si el tema saliera solo pues tras haber tenido una conversación amena sobre cuestiones irrelevantes, justo cuando iba a poner la mano sobre el picaporte para marcharme, el me pregunto cual había sido mi anterior trabajo.
Cuando le relate mi curiosa historia, quizás pensando que había hablado de mas, el me observa con rostro sereno y una sonrisa interna imposible de no percibir. Busco en su computadora unos momentos mientras yo lo esperaba con intriga... e imprimió un formulario el cual firmo y me entrego diciendo:
"Somos amantes de lo mismo, trabajamos para lo mismo. El único objetivo de la creación de nuestro programa es luchar junto con aquellos que desean su libertad mediante la libertad que da leer. Este es el formulario con el cual certificamos que los reclusos han completado satisfactoriamente todos los requerimientos para obtener un plazo de libertad condicional. Me comunicare de inmediato con los encargados del programa en Concepción. No necesita mas. Espero conocer algún día al Sr. Damian Caimbra... "
lunes, 18 de marzo de 2013
Concepción parte IV
Soy una joven escritora de profesión, lectora de vocación... y debo decir que esta adicción a las obras literarias es lo menos que pude haber adquirido del ambiente en el que crecí, escuchando las declamaciones, poemas y tertulias; las criticas y autores, siendo el tema de conversación todos los días en mi hogar.
Trabajo como maestra de literatura en la Academia del Arce, desde hace varios meses, en un programa que me obligo a trasladarme a una ciudad diferente, perdiendo todo contacto con mi antiguo programa de lectura de la penitenciaria de Concepción.
Cuando me informaron de mi traslado, fue una mezcla de despedida diplomática que a la vez me ofrecía un nuevo trabajo bastante lejos, pero que no podía darme el lujo de rechazar (oh misero destino de aquellos que nos dedicamos a la palabra escrita...tan poco valorado es nuestro oficio). Consciente de que los motivos de esta decisión iban mas allá; de que estaban ligados con el posible temor de que el programa de lectura en Concepción llevara a un posible fraude o a un posible caos, asumí todo esto junto con todo lo que conllevaba. No habiendo motivos para echarme, tuvieron resuelto el enviarme a una academia en la cual habían perdido un profesor, allegado a uno de mis superiores, quien con mucho descaro me recomendó para lograr sacarme del programa de lectura.
Recuerdo que para trasladarme tuve un lapso de tiempo bastante breve, en el que tan solo tuve tiempo de escribir a mi amigo escritor para que no desamparara el caso de mi reo, ya que había yo perdido todo contacto con el programa, dejándolo inconcluso, sin siquiera teniendo la respuesta de quien iría a sustituirme.
Por supuesto, escribí a Damian varias cartas, durante las primeras semanas de mi estadía aquí, no obteniendo de ninguna respuesta, suponiendo que las mismas no le habían sido entregadas por algún motivo. Damian se había convertido en mi diario pensar. Todos los días veía su rostro delgado mientras me trasladaba al trabajo. Lo imaginaba triste y solo, quizá guardando alguna luz verde difusa en su interior, motivado aun a leer, quizá sabiendo que me fui, quizás no. De a poco iba olvidando los pocos vestigios que me quedaban de su carácter, de sus facciones, de su voz. De a poco se me iba asemejando mas a un personaje ficticio, fabricado por mi mente, que a alguien físico.
Había tenido pocas noticias y esto me preocupaba. Cortos y vagos correos de mi amigo diciendo que no había logrado contacto alguno con el programa y que no sabia a quien habían colocado en mi lugar. Impaciente, no veía la hora de que cayera el ocaso, rogando que pasara un día mas, solo un día mas para acercarme a obtener una noticia.
Fue como un respirar. Un sobre proveniente de mi amigo que al abrir contenía otro sobre. Escrito en el primer sobre por dentro decía:
"Adela: Me alegra comunicarte que conseguí contacto con Damian. Ha sido difícil y perdona mi poca sustancia al informarte con decepción que no había conseguido nada. Créeme que moví cielo y tierra pero en tu empresa jamas me concedían ningún tipo de información. Tan solo pude lograr algo cuando tome la decisión de abandonar el sendero conocido y me presente yo mismo en Concepción. Lleve conmigo tu ejemplar de 'La Vida Es Sueno' que gracias a Dios olvidaste en aquel parque. Le explique a Damian a través del cristal lo que había sucedido contigo y le hice llegar el ejemplar. Regrese poco después y me dio esta carta para ti. Se que lograr que el conozca lo sucedido y lograr hacerte llegar esta carta es, aunque no lo parezca, bastante significativo. No tuve mas tiempo de hablar con el pero tengo la intención de continuar con mi amigo abogado trabajando en nuestra intención. "
Se veía escrito al descuido, y reduciendo el tamaño de la letra a medida que llegaba al final del sobre. Observe el segundo sobre por unos segundos, meditando si leerlo a toda prisa o con lentitud, consciente de que de todas formas leería una y otra vez su contenido. Lo abrí rompiéndolo poco, y me sorprendió...
·
Palabras de un bruto (por E.H.S.A)
Este salvaje, este bruto, soy yo…
No soy de los que escriben, no soy de los que
se saben expresar de manera adecuada a través de la lengua, soy más de los que se
expresan mediante diseños, producciones y baile. Mi mente no calla pero muy
pocas veces derrama lo que tiene, cuando rebosa un poco del vaso, cada gota cae
en punto determinado y distinto, ya antes mencionados, en el que es usado rápidamente. Pero esta
noche hay algo que lo está haciendo
mandar pulso eléctricos constantes a mis dedos y manos, dándoles deseos
de escribir.
Muito tempo sin escribir, escribir por deseo,
escribir porque sí, no por trabajo o
asignación. La última vez fue que mis dedos se expresaron de tal manera
fue en un diario que no quiere ser leído porque hiere la emoción y anima el
mismo desánimo. Así como de torpe soy así es mi diario con respecto a su
efecto, no lo hace porque quiere… Y el otro cuaderno en el cual mis manos
cantaron, un cuaderno más antiguo que el vendado y oculto diario, se encuentra
descansando y durmiendo como la bella durmiente entra polvo y telas de araña,
guardando en su interior no más que versos de un niño atraído por la fiebre de
lo que coloquialmente llaman “artitaje”.
Esta vez no escribo por ese cálido sentimiento
que inunda los corazones, ni que eleva a muchos hasta los cielos haciéndolos
reposar en las nubes y sentir que la vida es perfecta. Tampoco escribo por las líneas tangentes de etiquetas que
pasan por el círculo de quien en verdad soy, pero es lo normal en esta pequeña
zona de tierra firme rodeada de agua y en otros lugares más, sumando que pocas son las líneas rectas que
atraviesan ese círculo acertando en el blanco aunque ninguna llega a tocar mí
importancia. Ni escribo tampoco por dolor, dolor provocado por el primer
sentimiento mencionado, ni ningún otro, solo escribo porque SI. ¿Qué
escribiré?… Nada, ya lo escribí, no hay motivo no hay razón no hay mensaje solo
vagas palabras de un bruto y torpe salvaje. Quien lea esto, y quede
insatisfecho porque esperaba más… no sigas esperando que no hay más, son como
mis breves e insatisfactorias respuestas a preguntas con grandes expectativas
en la respuesta. Mis dedos solo querían bailar sobre el teclado al ritmo de mis
pensamientos, tal y como yo lo hago siempre con el ritmo de la música, ESO ES
TODO…
… Aunque en un rincón de
mis pensamientos, bajo la luz lámpara creo ver una motivación para esto, para
mis dedos haber querido bailar y mi mente rebosar...
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