martes, 17 de marzo de 2015


No se en qué punto exacto una especie deja de ser lo suficientemene primitiva como para ser considerada capaz de sentir emociones abstractas (si no es que esto es una redundancia) o si, de repente, para la naturaleza, el mas importante y elevado ser humano, y el más efímero microorganismo tienen el mismo estatus de tal manera que ambos están codificados para morir. 

No quiero enfrentar a la ciencia y las creencias en mis suposiciones basadas en la simple observación; quiero más bien utilizar el entendimiento basado en un poco de ambas, a sabiendas de que hay un punto en el cual ya no podemos explicarnos más, ya que el cerebro tiene una capacidad de entendimiento determinada. 

Partiendo de ese punto, llego a la insolente afirmación de que hay cosas que el ser humano simplemente nunca llegará a comprender. Y son aquellas que simplemente debe aceptar. Pero en la búsqueda, se descubren muchas cosas tanto útiles como fascinantes, capaces de simplificarnos grandemente la vida.

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