viernes, 1 de julio de 2011

Asfixia

Hoy escribo porque espero en un futuro. Por el deseo insaciable de detener aquello que inevitablemente es destruido. Porque siento la necesidad de renovar. De vengar la injusticia, y devolver aquello que se pierde injusta mente. Aveces no entiendo que es el ciclo de la vida. Que las perdidas son casi siempre inevitables.
Pero cuando la destrucción es provocada sin necesidad y causa dolor y apaga la belleza y aplasta la vida nace en mi un deseo de rescatar, de devolver la tranquilidad y de brindar consuelo. Me invade la impotencia. Siento el dolor ajeno. No soporto ver la vida extinguirse tan fugazmente como se apaga una vela. Me desgarra ver que aquello que se tomo años para alcanzar tal belleza en pocos momentos deja de existir por culpa de la avaricia de nuestra raza humana. Es por eso que siento que TIENE indiscutiblemente que haber una solución. Que el Señor no puede permitir que su obra tan hermosa se vea aplastada y que triunfen la destrucción y el caos. Tiene que haber consuelo para la cansada naturaleza y para el amor y la agobiada fauna y para el cariño y para los seres inocentes y azotados por tanta incompetencia. Tiene que haber piedad. Para toda esa imponente majestuosidad tiene que haber redención. Para los mas bellos y sublimes valores, tiene que hacerse justicia. Para todo lo que es puro, limpio y bueno tiene que haber salvación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas populares